miércoles, 26 de agosto de 2009

29.- PRUEBA DE PODER.

Salimos de mi casa con dirección al norte, donde se encontraba la casa principal.

Llevábamos un paso normal (nada del otro mundo), pero por las ansias que tenía me adelanté unos metros. Jacob se percató, me alcanzó y me tomó de la mano.

—Parece que llevas prisa —comentó al aire.

—No, de ninguna manera. ¿Qué te hace pensar eso? —apresuré mi respuesta con una pregunta tonta.

—Olvídalo. No tiene importancia.

—Como quieras —dije sin mirarlo a los ojos.

—¿Te encuentras bien? —se detuvo y me miró preocupado.

Me acerqué a él y le besé la mejilla.

—Yo me encuentro perfectamente, ¿y tú? —dije mientras mordía la piel de su cuello.

Suspiró cansado.

—¿Ocurre algo? —fue mi turno de preguntar.

—Hum... —dudó un minuto—, no, nada. Vámonos.

Tomó mi mano y la apretó fuertemente. Reanudamos nuestro paso, rumbo a la casa. Podía escuchar su respiración… algo acelerada, pero parecía normal. Además, sabía lo que le ocurría. Estaba preocupado por las extrañas preguntas que le había hecho hacía algunos minutos.

En verdad esto me desquiciaba.



“¿Lo hago ahora?” me preguntaba cada tanto, una y otra vez, desde que salimos. Pero ¿cómo? Deseaba desesperadamente que la terca y fastidiosa voz de aquel vampiro que aparecía cuando se le daba la gana estuviera presente en esos momentos.

Mente y ojos de vampiro, eso es lo que me había dicho.

¿Cómo diablos abro la mente? ¿Cómo despierto mis adormilados ojos? Y una vez que lo logre… ¿Seré capaz de controlarlo? ¿Qué es lo que veré?

Miles de preguntas sin respuesta venían a mi mente. Entraban como cuando arrojas un objeto al agua y éste deja un halo a su alrededor. Lo mismo me ocurría. Una pregunta generaba miles de halos que se ramificaban en cientos de dudas; dudas que a su vez se mimetizaban con el miedo, y este miedo en deseo.

Tratando de encontrar las puertas que abrieran mi poder, me olvidé por completo del lugar en donde me encontraba. De no ser porque Jacob era mi guía, me hubiera desviado del camino.

“Rayos, espero que no ande rondando por aquí. No quiero ser grosero con ella, pero si saca de control a Nessie… sabrá quien soy yo”.

—¿Quién ronda por aquí? —pregunté al escuchar que Jacob hablaba.

—¿Qué?

—Acabas de decir que no quieres que “alguien” ronde por… no sé qué lugar —me encogí de hombros.

—¿Qué? —preguntó dubitativo.

—Ahh…ni creas que lo voy a repetir.

—No, no es eso. Es que… ¿hablé en voz alta? Creí que, bueno, eso era lo que estaba pensando en este momento, pero…

—Pues yo lo escuche bien cl…

Espera un minuto… ¿Qué significa eso de que él lo pensó? ¿Escuché sus pensamientos? Yo… ¿Lo hice? Pero ¿cómo es posible? ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo? En verdad, esto es…

—Amor. Lo lamento. No era mi intención pensar en voz alta.

—Descuida —me encantaba el poder escuchar los pensamientos de Jacob, aunque había algo que no me gustaba—. Pero ¿quién anda rondando y por dónde?

Torció la boca.

—Denisse —dijo entre dientes.

Genial. La loba ladrona no se daba por vencida tan fácilmente.

—¿Qué? ¿Por qué? —quise saber.

—Tú sabes bien por qué —puso los ojos en blanco—. Ella… acepta que yo esté completamente loco de amor por ti, pero le es fiel a sus sentimientos… y tú sabes lo que yo significo para ella. Aunque sabe qué es la imprimación… aún tiene esperanza. ¡Diablos! ¿En verdad tengo que decirlo?

—¡¿Qué?! ¿Te sigue acechando la muy buscona? Pero ésa no entiende con nada. Será mejor que no ande por aquí —apreté la mano de Jacob—, o de lo contrario le haré ver su suerte a la sinvergüenza ésa.

¡Arg! El sólo pensar en ella me revolvía el estomago y desataba mis ganas de desangrarla viva.

—¿Qué le harás ver? —preguntó confundido.

Puse los ojos en blanco.

—Que eres mío —dije decidida—. Si no entiende con palabras… unas buenas mordidas no le caerían mal.

—Amor, ella, al igual que todo el mundo, sabe que soy completamente tuyo —contestó calmado y lleno de alegría al escucharme decir aquellas palabras— y que tú eres parte de mí para toda la vida. Eres mía, te guste o no, Nessie —se acercó y besó mis labios.

Sí, bueno; eso era verdad, así que no debía preocuparme por lo que tratara de hacer esa loba idiota. Por mucho que buscara un poco de amor de parte de mi Jacob, él se lo negaría rotundamente por que me amaba como loco, lo sabía bien. Qué importaba que ésa fuera parte de la manada, ellos sólo se…

—Espera un minuto —me detuve—. Ella es parte de tu manada, ¿cierto? Obvio, claro que lo es… Que estúpida fui al no pensar en esto antes… ¿La has visto desnuda? Dios, Jacob Black. ¡¿La has visto desnuda?!

—¡No! —gritó—. No, bueno, sí… pero no de ese modo —se apresuró a decir—. ¡Rayos! ¡No, Nessie!

—¿Cómo que no de ese modo? ¿Cuál modo? Tarado, desnuda es igual a desnuda aquí y en todo el mundo.

—Sí, lo sé. Pero no… Por favor, no seas paranoica. Además, no me interesa.

—Sí, claro… ¿Ya la viste? Por que yo sí, y su cuerpo no es nada feo. Anda, dime, ¿te gusta verla?

Jacob suspiró.

“Diablos, ¿por qué te alteras con algo sin importancia? No, la he visto con mis ojos y me enferma cada vez que los demás recuerdan su transformación. Al parecer ellos lo encuentran seductor y hermoso, pero para mi resulta algo grotesco. He visto esos pensamientos un par de veces y no es nada del otro mundo: es un cuerpo común y corriente; lo encuentro un tanto feo, su piel es rara y algo paliducha. Me pregunto cómo sería tu piel, Nessie, debajo de esa ropa. ¿Color durazno como tus mejillas? Si supieras las veces que he soñado contigo desnuda. No tienes idea qué es lo que…”

—Jacob —lo llamé.

—Dime, amor —parecía algo distraído y avergonzado.

—¿En qué pensabas? —pregunté.

—Eh… —desvió la mirada—, en nada, en ti… ¿En qué más puedo pensar? ¿Sigues molesta?

—No —rodeé su cuello con mis brazos—. Estoy feliz.

—¿Feliz… —preguntó confundido— porque he visto a Denisse desnuda?

—No, tonto. Eso ya no me importa —besé sus labios—. Sólo no estés cerca de ella.

—¿Sabías que tu madre era medio bipolar? Espero y no lo heredes —dijo entre risas.

—Sí, bueno, demasiado tarde —susurré.


Después de un corto paseo, por fin llegamos a la casa principal.

Era tiempo de poner, una vez más, a prueba mi “poder”. Tenía algunas dudas, no sabía si funcionaria, pues con Jake había sido algo extraño: no lo busqué, él llegó.

—Hey, Alice —saludó Jacob cuando entramos en la sala.

Toda mi familia se encontraba en la sala realizando diferentes actividades: tío Emmett estaba en una disputa de póker con tío Jasper; papá se entretenía mirándolos o, más bien, escuchando sus graciosos pensamientos; y los abuelos contemplaban unas fotos, réplicas de cuadros originales que pensaban adquirir. Mientras tanto, descubrí por qué tía Alice no dejaba regresar a mi mamá.

—Lindo, ¿cierto? —dijo mi tía muy animada, con su voz cantarina de siempre.

Arrugué la frente, levanté la ceja y torcí la boca.

—Define “lindo”, tía —dije contemplando el vestido de seda en color vino con acabado de pedrería que sostenía en sus manos.

—De tal madre, tal hija —dio un corto suspiro y puso los ojos en blanco—: no tiene sentido por la moda o el buen gusto. ¿Qué haré con ustedes?

Mamá suspiró, a su vez, en todo reprobatorio, pero dejó que mi tía continuara mostrándole su desfile de prendas.

—¿Tienes hambre, pequeña? —preguntó tiernamente tía Rose.

—No. La verdad, ac….

—¿Pequeña? ¿De qué hablas, Rose? ¿No te das cuenta de que mi querida sobrina y su…? ¡Ahh! —gritó tío Emmett—. Lo lamento. Era broma.

—Cuida tus estúpidas bromas, Emmett. Es mi hija.

Al parecer, papá había golpeado la cabeza de mi tío con un caballito de madera que se encontraba en la vitrina; y aunque se veía pesado y duro terminó hecho astillas.

—Rosalie, ven, ayúdame a decidir cuál es el más apropiado para Bella.

Rose bufó y fue hacia su hermana.

Todos, de un modo u otro, tenían cosas que hacer. Jacob y yo nos sentamos en el piso, justo en frente de donde mis tíos disputaban su juego.

—Tía Rose, ¿en tu MP3 tendrás las canciones de aquel saxofonista…? ¿Cuál era su nombre?

—Campbell, cariño. Johnson Campbell —respondió.

—Sí, ese. ¿Lo tienes?

—Claro, pero no lo tengo en este momento conmigo, se encuentra en mi habitación.

—¿Crees poder prestármelo un momento? —pregunté.

—Por supuesto, nena. Es más, quédate con él —sonrió.

—Gracias, tía —le devolví la sonrisa y me levanté—. Jake, estaré en la habitación de mi tía. ¿Estarás bien si te dejo un momento, o quieres que me quede?

Tío Emmett soltó una carcajada y tío Jasper comenzó a reír en silencio.

—Creo que Jacob estará bien. Somos su familia —dijo tiernamente mi abuelo.

Sonreí al escuchar aquellas palabras.

—Tienes razón, abuelito —me incliné y besé los labios de mi novio—. Ahora vuelvo, amor.

Escuché tres gruñidos cuando separé mis labios de los de Jake: eran mis padres y mi tía Rosalie.

—Ya te extraño —dijo sonriente.

Di media vuelta y subí muy lentamente las escaleras.

Johnson Campbell. Claro, ¿cómo se me pudo haber olvidado su nombre? Él tocaba una música muy bella y recuerdo que mi Rose la escuchaba cuando dormíamos juntas.

Me detuve en el último escalón y decidí hacerlo.

Respiré profundo, parpadeé un par de veces muy lento, agudicé mi oído… pero no escuché nada. ¡Diablos!

Lo intenté nuevamente, pero ahora realizando ciertas modificaciones a la técnica anterior. No me importaba escuchar con mi oído, así que cerré los ojos y traté de escuchar con la cabeza. Sentí cómo unos aguijones atravesaban mi cráneo. Y ahí estaban: ocho voces que taladraban mis sentidos. Podía oírlo y verlo todo. Al principio me desconcertó tanto que me sentí mareada; todos hablaban o pensaban al mismo tiempo y las imágenes iban y venían tan rápido que perdí el equilibrio.

Llegué, con dificultades de orientación, a la habitación de mi tía y me recosté en la enorme cama. Forcé mi cerebro, una vez más, para que me permitiera identificar lo que cada uno pensaba. Debo decir que mi cerebro resultó parecido a un ordenador, pues ubicaba a mi familia en secciones fáciles de entender. En la parte superior derecha se encontraban los pensamientos de tía Alice, debajo de ese recuadro se encontraba mi abuela Esme, y en la parte inferior mi abuelo Carlisle, mientras que la parte izquierda superior era regida por tío Jasper, seguido de tío Emm y finalizando con Rose. El espacio medial le correspondía a papá, mamá y a Jake. Era como un televisor con mini ventanas. Estaba perfectamente sincronizada con ellos y me resultaba realmente sencillo ver y escuchar aquellas cosas.

“Pobre Bella. Lidiar con Alice es cansado”, pensó papá.

“No dejaré que me ganes… Oh, no, ya verás”,
pensó tío Emm.

“Si tan solo tomaras en cuenta mis consejos y te vistieras como te lo indico, serías más hermosa de lo que eres. Pero no, te empeñas en seguir siendo Isabella Swan”, confesaba tía Alice.

Lo escuchaba y veía todo. Era realmente divertido observar como los demás tenían diferentes perspectivas. En uno de tantos pensamientos, una ventana y el bosque cruzaron mi mente. A lo lejos se encontraban tres lobos que identifiqué sin dificultad alguna: Seth, Leah y… ésa. Rápidamente, el panorama cambió y sólo vi unas escaleras de madera que se desvanecieron dando lugar a dos rostros hermosos. Claramente, era un pensamiento de mamá.

Mi poder resultó ser, en cierto punto, similar al de mi padre, a diferencia de que él no obtenía imágenes de los recuerdos o pensamientos de las personas, sólo las escuchaba.

Los primeros minutos fueron divertidos y graciosos pero, con el paso de los años… ¿lo será? Papá nunca se había quejado (o, al menos, no en frente de mí) sobre su poder; sin embargo, podía asegurar que habían momentos en los que deseaba no contar con ese “don”. Bueno, yo poseía esa opción. Yo podía decidir cuándo hacerlo y cuándo pararlo… y ésta era la primera ocasión en que me permití adentrarme más en los pensamientos ajenos.

Siendo sincera, me resultaba un tanto incómodo y vergonzoso conocer las intimidades de mi familia… pero no me importó. Recorté aquellos pasajes que todos me mostraban y sólo me concentré en buscar lo que quería: recuerdos de mi madre y Jacob, aunque todo resulto ser un fiasco, una pérdida de tiempo y vano mi esfuerzo. No encontré nada al respecto, hasta que tío Emm mencionó algo.

—Déjala en paz. Sólo fue un momento a recostarse —dijo mi tío, tirando una carta y esbozando una sonrisa—. Debo decir que Rose tiene razón sobre lo del perro guardián.

Se escucharon risas y pude ver que mi familia se divertía con los comentarios de mi tío.

—¿Perro guardián? ¿No se te ocurre algo mejor? —preguntó Jacob entre risas, volteando a ver a mi tía.

—Pues eso es lo que eres. Y de muy baja estirpe, perro pulgoso —mi tía lo miró y, al parecer, Jacob no entendió nada—. ¿Qué? ¿No sabes qué es un perro guardián, retrasado? Me refiero a que primero defendías a diestra y siniestra a Bella y ahora haces lo mismo… con Nessie. La verdad que sí está en tu naturaleza ser un perro, te comportas como tal.

—Eso no es verdad, Rose —corrigió mamá.

—¿Ah, no? ¿Tú que dices, Edward? ¿Tengo razón o no?

Papá sonrió levemente y todos guardaron silencio, cosa que me desagradó un poco; pero tía Alice rompió ese silencio dando vueltecillas a los vestidos y canturreando qué color sería la combinación perfecta para mi piel.

Demasiadas escenas vinieron a mi mente. Todas eran similares. Los rostros de mi familia pasaban volando una y otra vez. Cientos de recuerdos empapaban mis sentidos: percibía la alegría, la sorpresa, la soledad, el ansia, el deseo, el rencor, el odio,… el amor. Pero de los ocho recuerdos perfectamente nítidos, sólo uno tuvo lo que tanto busqué.

Era una mente llena de momentos felices, tristes, antiguos y nuevos. Ahí se encontraba una cicatriz de color dorado que separaba un espacio de otro: La vida previa y la vida actual.

La imagen de un chico de piel caoba, cabello largo y sonrisa de ángel se apoderó de mi mente. Era claro que se trataba de mi Jacob. Sonreía al pie de un tronco seco, cerca al mar.

Seguí con la carpeta de recuerdos de nombre Jacob Black. Ahora lucía mucho más apuesto que antes; había cambiado demasiado. Sus músculos eran más grandes y perfectamente formados, tenía un cuerpo de hombre mucho mayor para su edad y, a diferencia del recuerdo anterior, en éste llevaba el cabello corto. Paisajes iban y venían, pero la playa de La Push era el escenario principal de los recuerdos. Una motocicleta, una acantilado y un lobo. Jacob mantenía un lazo muy fuerte con su amiga, quien se encontraba desecha por la perdida de su amado.

La imagen se desvaneció y surgió otra nueva, un Jacob extremadamente apuesto y maduro, sus facciones habían cambiado. Era todo un hombre, pero aun así no había perdido su sonrisa angelical.

De nuevo estaba ella. Siempre estaban juntos, aun cuando regresó el ser amado de su amiga.

Eran recuerdos de mi madre.

En cada uno de ellos se podía encontrar cierto magnetismo entre ambos. La verdad, me tranquilizó que su relación hubiera sido tan buena en esos tiempos, pues recuerdaba que mamá había estado en peligro de muerte, e incluso así conservaba imágenes hermosas como la amistad con Jacob.

Mi poder funcionaba a la perfección, lo tenía bien claro. Sabía cómo activarlo y cómo terminar con él, y eso fue lo que decidí.

El ruido de abajo me invitaba a unirme y, sinceramente, no había encontrado nada tan interesante como para continuar hurgando en los recuerdos de mamá y de mi familia. Todo lo que mi estúpida mente formuló fue una pérdida de tiempo.

Me puse de pie, tomé el reproductor de música que mi tía me había regalado y comencé a cerrar las ventanas que contenían la vida de mi familia. La ventana de mamá fue la ultima en cerrarse, pero aparecieron esas escenas, esas imágenes horribles que nunca creí ver.

Tanto dolor…


Volví a tomar asiento, me cubrí el rostro con ambas manos y respiré profundo.

¿Cómo pudieron? ¿Por cuánto tiempo más debía continuar cegada? ¿Por qué no me lo dijeron? ¿Acaso creyeron que era una inmadura? ¿No les había demostrado desde un principio cual era mi postura sobre lo que ocurría?

—Diablos. No me dejan otra salida —susurré.

Bajé las escaleras a paso lento, normal. Me dirigí rumbo a la puerta para salir de aquella casa de mentiras.

—¿A dónde vas, princesa? —dijo sobresaltado tío Jasper.

—¿Aún la amas? —pregunté—. ¿Por qué no me lo dijeron?

—Nessie, hija, ¿qué es lo…?

—¡Cállate! —grité—. ¡Dios! Debo salir de aquí antes de que pierda el control.

—Nessie, no le hables así a tu madre —reprendió Jacob.

—Perdón se me olvidaba que nadie puede hablar mal de ella mientras te encuentres presente.

—¿De qué hablas, nena? —preguntó Jasper con miedo.

—¿De qué hablo? —Comencé a reír—. No quiero que se me acerquen. Me voy. No quiero estar cerca de… ustedes.

Cerré la puerta y alguien salió gritando.

—¡Renesmee!


viernes, 7 de agosto de 2009

ESPECIAL II.- CAPEREMMITA Y EL LICANTROPO FEROZ.

Me encuentro un poco retrasada con los cap. Pero bueno a cambio les dejare este gracioso One-Shot propiedad de CrisyAry! divertido en serio.Sin mas, aqui lo tiene. (Tratare de tener el cap lo antes posible asi que dense prisa a leer el shot) SE PROHIBE LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL DE ESTE ONE-SHOT ¡LEELO AQUI, NO LO ROBES, NI LO COPIES.

Tranquila Nessie, tus papás llegan en 4 días, tranquila, la tía Alice no vendrá a contarte otro cuento de emos y hadas raras se repetía una y otra vez la pequeña Renesmee, quien había soñado que jake era un príncipe emo, no era el sueño mas agradable que había tenido, sobre todo cuando acomodo su hermosa y negra cabellera sobre su cara… No quería irse a dormir sola, sobre todo con la temible Alice con otra idea loca que incluyera a la niña, no señor, necesitaría terapia para superarlo.

-Tía Rose- dijo la pequeña Nessie
-Dime querida-
-¿Puedo dormir hoy contigo y con el tío Emmett?-
-Si, no veo el porque no- respondió la rubia
-¡¿Qué?!- grito una voz masculina desde el piso de arriba, el grito había roto el jarrón favorito de Esme.
-Emmett Cullen- lo regaño Rosalie –has roto el jarrón de Esme, agradece que este de caza, ahora ven por Nessie y llevala a nuestra habitación-
-Pero Rose…- bajo un emmett ¡¿con mameluco de oso?! –Hoy es el día del jip jip-
-¿Qué es un jip jip?- preguntó Nessie
-Oh bueno- dijo Emmett con voz filosófica –el jip jip es cuando tu tía y tu tío… más fácil es lo que están haciendo tus papas en este mismo momento, gracias al jip jip fuiste concebida- dijo el musculoso vampiro
-¿Los bebes no venían de París?- preguntó otra vez la pequeña Nessie
-No, en realidad se hacen en la…-
-¡Emmett! Suficiente llevate a Renesmee al cuarto-
El fuerte tío Emmett cargo a la niña y subió las escaleras a velocidad vampirica, el cuarto de Emmett y Rosalie no estaba ni ordenado ni limpio, de hecho, estaba todo destrozado, y la cama no parecía muy confiable, amenazaba con hacerse astillas de un momento a otro.
-Tío Emmett ¿Qué le paso a tu cama?-
-Oh, es que la tía rose y yo estábamos dándole duro y luego ¡pum! se rompió, y como esme no nos quiere comprar otra, puesto que es la décima cama que rompemos en el mes, pues tuvimos que pegarla con chicles- Nessie se fijo en las patas de la cama, estaba llenas de chicles, le dieron ganas de vomitar
-Pero no entiendo ¿dándole duro a que?-
-Oh, descuida tengo un libro que te explicara todas tus dudas- dijo Emmett busco entre la destrozada habitación, hasta que se metió debajo de la cama, Nessie se cayo de esta
-Lo encontré- dijo un emmett emocionado -¿Nessie?-
-Aquí- dijo Renesmee tirada en el piso
-Oh, lo siento, en fin toma, seguro tu y el perro lo llevaran acabo en años-
Miro la portada del libro y no era nada bonita, era un hombre y una mujer ¿¡que le estaba tocando ella a el!? ¡¿y porque el estaba mordiéndole eso?! Leyó el titulo del libro kamasutra para experimentados…esto es para el que puede mas ¡¿Qué significaba eso?!
-Eww… ¿que están haciendo estos dibujitos?-
-Oh, eso, eso lo hago todas las noches con tu tía-
-¡¿Qué?!- la niña miró otra vez los dibujos de la portada y empezó a llorar
-No nessie no llores- gritó un preocupado Emmett
-¡quiero a mi mamá y a mi papi! ¡Quiero que vuelvan ya!-
-no nessie, tranquila-
-¡Mami, Papi!-
-¡ayuda!- fue lo único que alcanzo a decir Emmett, hasta que un pequeño duendecillo entro, Nessie lloro más
-Emmett ¿Qué le hiciste a Nessie?- preguntó Alice
-No se, le regale un libro y empezó a llorar-
-¡EMMETT CULLEN!- grito una Alice enojada -¿Cómo le pudiste regalar a una niña de 5 años el kamasutra? ¿Crees que es una enferma sexual como tu?-
-¡yo no soy un enfermo sexual! ¡Soy solo un guru del sexo! Son 2 cosas muy diferentes-
-Como sea, si Rosalie sube va a llamar a Edward y a Bella, y no elabore esa magnifica 2nda luna de miel para que su hija los regrese porque el tonto del guru del sexo la hizo llorar, ¡haz algo!-
-No se que hacer-
-Guru de la idiotez deberías llamarte- dijo Alice –cuéntale un cuento-
-Ok, ya se, Nessie silencio te voy a contar una historia, había una vez una hermosa… no eso no, un guapísimo, súper sexy, muy apuesto, y sobre todo un dios del…-
-Emmett concéntrate- dijo Alice
-esta bien… este niño vivía con su… con su mamá Esme, quien siempre le cocinaba waffles… yumi que rico-
*sale Esme con unos waffles y miel de maple*
-aquí tienes mi pequeño emmett-
-gracias mamá-
El pequeño emmett era el mas querido por todos, el ratón de los dientes, el hada madiva, santa claus, los reyes magos, el conejo de pascua, el escritor del kamasutra, y todo esto era por una razón… el usaba una capa roja, por eso lo llamaban ‘caperemmita roja’. Un día su abuela, la emo jasper se cortó las venas y se enfermo
-Mi pequeño caperemmita roja, necesito que me hagas un favor, tu abuela emo jasper se intentó suicidar-
-¿Otra vez?-
-si, por eso necesito que el lleves estos panques, tal vez así se sienta mejor-
La pequeña, única, guapa y súper sexy caperemmita roja salio de su casa hacia la cabaña mientras cantaba
-soy caperemmita roja, la zorra mas sexy del lugar, amo el rock and roll, a rose y a mi jeep, y cazare un oso en navidad, el kamasutra me lo voy a acabar-
-¡Emmett!-
-¿Qué Alice?-
-Puedes parar 5 minutos con el tema del sexo, a nadie le interesa saber cuantas veces tu y rose han jip-jipeado-
-Claro que si, ¿Qué nunca has leído los fics de las twilighters?-
-si-
-ves ellas dicen que yo y rose siempre jip jipeamos, quiere decir que si les interesa-
-Emmett, se burlan de ti-
-Claro que no ¿verdad twilighters?-
-Claro que no emmett, te amamos- gritaron las twilighters
-¿Puedo seguir?-
-Si-
Caperemmita roja llego al bosque y había dos caminos, estaba el camino marcado con un camino dorado
-Eso es el mago de oz- dijo Alice
-Pues ya no- respondió Emmett – y el otro, un camino de flores y animalitos… oh quiero ir al de los animalitos, sería divertidos aplastarlos cuando salto ¿puedo ir Alice? ¿Di que si? ¡Anda! ¡¡Por fas, Por fas, Por fis!!-
-Como quieras, es tu cuento- dijo Alice rodando los ojos
-Genial… caperemmita roja tomo el camino de animalitos a los cuales asesino brincando sobre ellos y abrazándolos muy fuerte para después dejarlos sin aire… hasta que apareció un temible hombre lobo-
-Hola niñita, digo niñito… ¿Qué eres?-
-Soy caperemmita roja, la zorra mas sexy del lugar- respondió caperemmita roja -¿tu que eres?-
-Oh yo soy Jacob, el licántropo feroz-
-Encantada de conocerlo señor licántropo-
-¿Y adonde vas?-
-Voy con mi abuela emo Jasper-
-Oh, ¿quieres que te acompañe?-
-No, gracias, adiós-
Lo que no sabía la pobre zorra de Caperemmita es que el licántropo feroz se la quería comer a ella y a los panecillos de mamá Esme, así que fue primero a casa del abuelo emo para comérselo y después poder comerse a caperemmita roja. Toco a la puerta y una señora fea, flaca, alta y llena de cicatrices abrió la puerta.
-Emmett, como te atreves a hablar así de mi Jasper Lindo- pregunto Alice
-Es mi cuento, en tu cuento me hiciste una hermanastra fea- respondió Emmett
-pero sexy- contraataco Alice
-si, pero yo soy sexy todo el tiempo, ahora déjame terminar… cuando la abuela vio al lobo intento gritar, pero como los emo no gritan, salieron sonidos raros y cansados-
-ahh, ahh , me comen- dijo un inexpresivo jasper.
Una vez que se comió a la abuela, el licántropo se vistió como ella y espero a que llegara Caperemmita… ella llego muy feliz
-Muy bien amiguitos, llegamos- le dijo a dos ardillas que llevaba en las manos, las cuales ya no respiraban, las aventó al césped y entro a la cabaña
-Abuela, la wila de tu nieta llego… ¿abuela?- preguntó la niña
-aquí- respondió una estridente voz, caperemmita roja se acerco a la cama de su abuela, quien tenía cara de perro
-oh abuela, ¿nadie te ha dicho que existen cirugías plásticas?-
-No, ahora acércate-
La niña se acerco, su abuela estaba horrible
-abuela, ¿Por qué hueles a perro?-
-es para… para atraer a los hombres mejor-
-ah… y ¿porque tu pelo es una maraña? ¿Por qué no usas sedal? Funciona con mis envidiables chinos…utiliza rizos perfectos de sedal… edición limitada- dijo la pequeña caperemmita roja, sacando una botella de la canasta
-oh… es para ahorrar agua, que no ves que se acaba, tenemos que ahorrar-
-ah… abuela ¿hace cuanto que no vas al dentista?....te recomiendo una...o al menos utiliza pastillas de menta, el hocico te apesta-
-ya basta niña eres una maleducada- respondió la lobo/abuela, dicho esto se paró de la cama y persiguió a caperemmita por toda la cabaña
-¡AYUDA!- gritó, por fortuna por allí pasaba el cazador de licántropos Edward, quien perseguía a esas bestias salvajes, abrió la puerta de una patada y vio al lobo terminando de tragarse los panquecitos
-No, los panquecitos no ¡Alice! ¿Qué podemos hacer? El lobo se comió los panquecitos-
-Bueno, es tu cuento-
-Aja… pero eso no va a salvar a los panquecitos…pobrecitos, eran jóvenes y esponjosos, eran de vainilla Alice, de vainilla, anda ve el futuro ¿los panquecitos se salvaran?- preguntó Emmett desesperado
-Emmett tuve una visión-
-Oh dime dime dime Madame Sassu-
-vas a terminar de contar el cuento-
-aja-
-y vas a salvar a caperemmita roja y a los panquecitos-
-Si, eso haré… ¿en que estaba? Oh… cierto… el cazador Edward entró con un hacha y persiguió al lobo-
-Tu maldita bestia- dijo Edward –pienso recobrar la venganza-
El cazador atrapo al licántropo por el cuello y con el hacha lo empezó a cortar
-Esto es por comerte los panquecitos- dijo dando un hachazo
-Esto es por ser una verdadera molestia… esta es por quererme quitar a Bella… esta es por imprimar a mi hija…esta es por las veces que los voy a atrapar en su habitación… esta por intentar chocar mi auto…y esta porque quiero- el temible licántropo murió a manos del valiente cazador Edward
-Oh gracias- dijo caperemmita roja
-De nada niña-
-ya se en agradecimiento le presentare a mi hermana-
-oh, si no es necesario-
-Bella-
-ya voy hermanita-
El cazador miro a la hermana de caperemmita roja, la cargo y la metió en l cabaña de la abuela… unos sonidos extraños empezaron a salir de esta como oh si edward mas, mas duro
-Emmett-
-En fin… caperemmita siguió siendo una zorra, la abuela siguió siendo emo, Edward y bella tuvieron una hija y el lobo no volvió jamás, oh y mamá esme hizo mas panquecitos, y vivieron comiendo panquecitos para siempre-
-Emmett- dijo Alice
-¿Qué?-
-Ese fue el peor cuento de toda la historia-
-El tuyo fue peor-
-Claro que no-
-Claro que si-
-Cállate vigorexico-
-Tú cállate enana-
-Tonto-
-Monstruo aterrador-
-Prefiero ser un monstruo aterrador a una adicta sexual-
-Es mejor ser un adicto sexual a una adicta a la compras, al menos hago algo productivo-
-¿Qué? Las compras son una necesidad-
-Basta- gritó una voz femenina dulce y suave
-¡Esme!-
-Renesmee ¿no quieres dormir conmigo en lo que llega tu abuelo Carlisle?-
-Claro- dijo la niña saliendo con la dulce Esme pensándolo bien, prefiero que mi tía Alice me cuente cuentos, mi tío emmett esta loco
-Abuelita- preguntó la niña
-Dime nena-
-¿Para que sirve el kamasutra?-
-¡EMMETT CULLEN!- gritó Esme
Repito el one-shot es propiedad de Crisyari. ¡leelo aqui, no lo reproduscas en ningun otro lado, evitame el lio y evitate lios! ^^