sábado, 27 de junio de 2009

21.-EQUIVOCACION 3ª parte.

Debían ser mis nervios, claro. ¿Qué más, si no? Todo este asunto del noviazgo y la reacción de la familia… sin mencionar a Jacob… esos problemas me tenían muy estresada… Sí, eso debía ser.

—Nessie, ¿no escuchaste a Alice? —preguntó mi tío Jasper, sacándome de mis pensamientos.

—¿Eh? —fue lo único que pude decir.

—Cariño, tus padres han terminado de hablar con Adam y desean verte —respondió, alegre, mi tía Alice.

—Si…hum… sólo tengo que ir al baño… ya vuelvo —mentí.

Salí de la cocina y me dirigí al cuarto de baño que se encontraba debajo de las escaleras, me encerré en el y me miré en el espejo.

—Esto es una locura —dije.

Comencé a recordar aquella voz y todas las cosas que había mencionado. Yo no le veía ninguna lógica, pues mi familia nunca me había mentido en nada… Bueno, sólo en casos sin importancia, como regalos sorpresa y ese tipo de situaciones, pero nada más. Después, vino a mi cabeza la cuestión de Jacob. ¿Qué tenía que ver él en todo esto? ¿Por qué destruiría mi hogar? ¿Y cómo lo haría? Aunque, pensándolo bien…tal vez en eso tenía razón, pues algo había dicho mi tío Jasper hacía algunos momentos. ¿Se refería a eso? Pero daba igual, ¡seguía sin entender! Y para colmo estaba lo del potencial, ¿qué rayos sig…?

—¡Oh, por Dios! —dije sorprendida.

De pronto, vinieron a mi mente imágenes de hace dos años en las que se dibujaba el horrorizado rostro de mi tío Emmett y los cuerpos de los siete osos desmembrados bañados en un líquido rojo de sabor exquisito. Las imágenes que tanto quería olvidar y que producían un dolor quemante en mi garganta volvían a cobrar vida. De pie se encontraba una joven con los ojos inyectados de maldad, sed de muerte y manos de destrucción, empapada de pies a cabeza de un líquido vital color rojo carmesí: Sangre. Si, esa era yo, la Renesmee de hace dos años que había perdido por completo el control.

—No, no fue mi culpa, tenía miedo y ellos eran una amenaza…Además, si no lo hacía, moriría. No fue mi culpa —susurré mientras me cubría el rostro con las manos.

Me acerqué al lavabo y abrí el grifo, salió un chorro de agua fría, acuné mis manos y, enseguida, se formó un cúmulo de agua cristalina que vertí sobre mi rostro. Repetí la maniobra tres veces; después, tomé la toalla que se encontraba perfectamente colgada en la parte superior derecha del cuarto y sequé el exceso de agua.

Con el rostro más fresco y un poco más calmada, salí del baño rumbo a la sala. Ahí ya me esperaba el clan completo y, por supuesto, Adam, que irradiaba una hermosa luz en aquellos ojos color mar.

—Disculpen el retraso.

—Descuida, amor – sonrió mama.

Lo más extraño de todo era la reacción de mi madre hacia mi relación con Adam. Lo había tomado muy tranquilamente y, la verdad, me inquietaba un poco esa “aceptación”.

—¿Y bien? —pregunté—. ¿Lo asustaron lo suficiente como para que ya no regrese?

—Jajaja, eso quisieras —rió Adam.

Le devolví la sonrisa; era imposible no hacerlo.

—Hija, debes…

—¡Alto! ¡Alto! ¡Alto! —interrumpió tío Emmett—. Bueno, antes de que empiecen con sentimentalismos… quisiera ofrecerles una disculpa a ambos, y principalmente a ti, Adam, por cómo me comporté contigo, pero ¡hombre! Debes entenderme, no sé qué demonios pasa en la cabeza del padre; con todo, sé conciente de que Nessie es amada por todos nosotros y te apuesto a que Jasper te hubiera matado de no ser por su “don”, ¡Dios! Deberían haberle visto la cara... Parecía qu…

—Emmett, basta —cortó mamá.

—Oh, sí, claro. El punto es que lo lamento —mi tío le tendió una mano en símbolo de paz.

—No hay problema, entiendo perfectamente —Adam le tomó la mano y le dio un apretón.

—Lo lamento, nena —se disculpó.

—Descuida, tío… ya sé que eres un oso protector —le sonreí.

—Bueno, Adam, ahora que las cosas están claras…

—¿Qué cosas? —pregunté—. ¿Qué le dijeron?

—Yo no quería, nena, pero tu madre insistió en contarle sobre tus “hábitos alimenticios” y, bueno, yo por mi parte puse algunas reglas de debe seguir si es que quiere continuar con su relación —papá se encogió de hombros.

—Vaya, ¿por qué no lo adiviné antes? —puse los ojos en blanco.

—No es tan difícil, cielo; son las típicas reglas paternas, ya sabes... no salir hasta muy tarde, nada de, hum… tú sabes, corazón… besos y esa clase de cosas… —negó con la cabeza —. Eso sí, tenemos toque de queda… no pude hacer mucho respecto a eso…pero, por lo demás, está todo perfecto.

—Exacto, y dejará de verte el día que decida y quiera, por supuesto, ir de cacería. Es relativamente sencillo —explicó mamá.

—En eso estoy de acuerdo con Bella, pues sueles tardar el día entero cuando tú y el pulgoso van de caza.

El pulgoso, ¿eh?… Jacob tenía tantos sobrenombres puestos por Rose que ya me los había aprendido todos de memoria, pero eso no fue lo que atrajo mi atención, pues sentí un enorme hueco en el estómago, en mi corazón y en mi mente cuando me acordé de él. ¿Qué pasaría con nosotros? ¿Nuestra amistad seguiría siendo la misma? ¿Había hecho bien en darme por vencida en tratar de enamorarlo? ¿Me habría equivocado en escoger a Adam y dejar a Jacob de lado?

—¿Seguirás yendo de caza con Jacob? —preguntó Alice alzando una ceja.

—Pues… —pensé un momento y después miré a Adam— no creo que sea lo más prudente…

—No te preocupes por mí, cielo —Adam tomó mi mano—. Si te alimentas lo suficientemente bien yendo con él, yo no tengo ningún problema respecto a eso. Lo importante es tu salud.

Observé cómo mi abuelo le dedicaba una mirada rápida a mi padre y este asentía, y sabia por qué. Adam era magnífico, hermoso, era todo lo que yo podía imaginar… ¿Cómo era posible que me sintiera tan mal y al mismo tiempo tan bien? Dolor y felicidad, Jacob y Adam.


—No, en serio, Adam; puedo ir con mis padres o con mi tía Rose y mi tío Emm como en los viejos tiempos, ¿cierto? —pregunté.

—Siempre, amor —sonrió dulcemente mi papá.

—Por supuesto, ¡genial! Seguiremos cazando juntos, nena…lo haremos bien, te lo aseguro —se alegró pero, de pronto, sonó muy serio respecto al tema, y yo sabía, como todos los demás, por qué.

—Como desees, Renne —mi novio me envolvió con sus brazos para quedar juntos.

—¡Hey! ¡Manos en alto, jovencitos! —amenazó papá.

—Lo lamento, Edward —se disculpó Adam.

—¡Ay, papá! ¡No seas exagerado! —me quejé.

—¡Cariño, dame un respiro! Esto es muy difícil y lo estoy manejando lo mejor que puedo —papa puso tal cara de sufrimiento que fue inevitable que corriera a sus brazos.

Había que ver que papá ere muuy apuesto, demasiado hermoso.

—De acuerdo, de acuerdo —lo abracé.

—Adam, ¿te puedo preguntar algo? —dijo pensativo Emmett.

—Claro, lo que quieras.

—¡Emmett, no te atrevas! —amenazó Rose.

Mi tío comenzó a reírse.

—¿Como cuántas camas eres capaz de destrozar? —dijo entre risas.

—¿Cuántas? —se preguntó sorprendido.

—¡Idiota! ¡Es mi niña! —gruñó mi madre, que se preparaba para brincarle encima.

Esta vez, papá fue más rápido que ella y se abalanzó sobre su hermano. Comenzaron a pelear como solían hacerlo cuando algo no les gustaba o se trataba de una broma muy pesada. No entendí a qué se refería mi tío y mi novio tampoco pero, al parecer, los demás sí. Rose bufaba, Jasper y Alice apretaban las mandíbulas indignados, mi abuelo negó con la cabeza, mi abuela se llevo la palma de la mano a la mejilla y susurró “qué vergüenza”, mientras que mi mamá mostraba los colmillos.

—Siempre es lo mismo con Emmett —negó Alice con la cabeza.

—¿Qué es eso de destrozar camas? —quiso saber Adam.

—Sí, ¿qué es eso? —lo apoyé.

—Ah muy sencillo, se trata de…ahh, Edward, eso dolió… au, au… ¡Bella! …¡Rayos! ¡Los jóvenes quieren saber!... auch, auch, de acuerdo, de acuerdo, no diré nada —mamá y papá torturaban a mi tío—. Como si ustedes no…

—Emmett, por favor —interrumpió mi abuela.

Estábamos pasando un rato verdaderamente agradable, aunque no paraba de preguntarme por qué habían aceptado tan bien mi relación con Adam, en especial mi mamá. En cuanto a papá, tenía bien claro el porqué, pues él podía saber a la perfección cuáles eran los verdaderos sentimientos e intenciones de Adam, así que algo debió haber visto y estado de acuerdo con ello; pero ¿mamá?... bueno, tal vez papá había tenido algo que ver… Sí, eso debía ser…Aun así, resultaba extraño.

Ring… Ring… Ring…

Sonó el teléfono y mi abuelo respondió. Mientras tanto, yo me encontraba enfrascada en las adulaciones que mi tía Alice profería a mi novio respecto a su buen gusto por la moda, y es que hay que reconocer que Adam viste muy bien.

—Completamente de acuerdo con Alice —concedió Rose.

—Creo que esto superó mis expectativas. Quiero decir… después de alguien que viste solo pantaloncillos rotos… y eso de vez en cuando, porque cuando entra en eso de “fase”, él rom…

—¡Emmett! Arg, tú no entiendes —bufó Alice.

—Bueno, hay algunas razones por las que hoy visto de esta manera. Tuve una reunión de negocios y, dadas las cosas, no tuve tiempo de cambiarme de ropa —explicó.

Era verdad. Adam lucía un impresionante y costoso traje negro que se le veía muy, pero muy bien.

Mi abuelo interrumpió nuestra divertida y a la vez absurda y vanidosa conversación para informarnos que al teléfono se encontraba mi abuelito Charlie y quería saludarnos a mi madre y a mí. Mi papá sugirió que habláramos por medio del altavoz para que conversáramos ambas con él, y así lo hicimos. A pesar de que mi abuela Esme quería que todos salieran de la sala para que nosotras tuviéramos más privacidad, mama se negó y pidió que todos se quedaran.

“Me da gusto saber que están bien. Y tú, jovencita, ¿por qué no has venido a verme, eh? Sue te extraña mucho”.

—Lo lamento mucho, abuelito, pero la ultima vez que fui a verte no había nadie en casa y, bueno, ahora…

—Ya no la dejarán ir sola, jajaja —se burló Emmett.

Mama gruñó.

“¿Es Emmett el que se escucha?”

—Sí, papá, colocamos el altavoz —contestó mama.

“Oh, vaya, pues saludos a todos. ¿Y por qué ya no te dejarán salir, pequeña? ¿Qué hiciste?”

—No es nada, papá. Ya conoces a Emmett, siemp…

—¡Vaya, Charlie! Que te dará un ataque cuando te enteres de… aah…no, déjame hablar, Bella —peleó mi tío por tener participación en la conversación—. Como te decía, Charlie, las camas... Ahh, Bella, eso dolió. ¡Rayos!...

“¿Qué es lo que pasa por allá? No le mientan a la justicia”.

—¿Justicia? —preguntó Adam.

—Charlie es el jefe de la policía —contestó mi abuelo Carlisle a su pregunta.

—¡El jefe Swan es tu abuelo! —se sorprendió.

“Humm, ¿quién está ahí además de los Cullen?... No me respondan, seguro son cosas extrañas y no me quiero enterar”.

“Diles que les mando mis saludos”. Era la voz del viejo Bill, debían de estar juntos como siempre.

—Nosotros también, Bill —dijo mamá.

De pronto, escuchamos que alguien entraba en la casa y mi abuelo se disculpó con nosotros, pues iba a saludar a los recién llegados. Al parecer, se encontraban hablando desde la casa de los Black. Me llevé una sorpresa al escuchar decir:

“Deberían haberlo visto, es genial, es una cazadora innata. Uno, dos y ¡zas!, estaba encima de su presa. Estoy orgulloso de ella, además nunca había visto tanta clase al momento de alimentarse, Leah es una bestia pero Denisse, wow, la chica tiene clase”.

Era la voz de Jacob que se escuchaba emocionada.

“No le creas, Charlie. Jacob es un exagerado; esta ha sido la primera vez que cazo en fase y me alegra que él me haya acompañado. Los dos, a solas. Gracias”.

Era ella.

“Vamos, Denisse, no tienes que agradecer nada. Fue divertido, hagámoslo mas seguido”.

“Bien hecho, jovencita, pero ahora me cuentan sin detalle, sin detalle que estoy al teléfono con mi hija”, explicó el abuelo.

“De acuerdo, jefe, dale saludos a Bella de mi parte. Vamos, Denisse, quiero mostrarte algo”, ordenó la voz de Jacob.

No sé en qué momento de la conversación me perdí, sólo pude entender que Jacob y esa habían ido de cacería juntos y, al parecer, se habían divertido mucho, y ahora ella era su compañera de alimento. Pero, ¿qué era ese tono tan familiar? ¿Por qué le hablaba de ese modo a Mi Abuelo? Y el colmo era que él le respondiera con la misma familiaridad, como si se conocieran por años, ¡como si ella fuera su nieta!

“Traidor”.

—¿Nessie? ¿Qué tienes? —se apresuró Jasper a preguntar, pues descubrió mi cambio de humor.

—¿Eh? Nada, pensaba en Iris. Debe sentirse sola, Adam —ignoré por completo a mi tío.

—Tienes razón. Lo mejor será irme.

—No traes auto, ¿cierto? Te llevo a tu casa… Vamos.

Papá, con mi tío Emmett, se ofreció a llevar a mi novio a su casa.

—Gracias por todo, y fue un verdadero placer conocerlos. Hasta luego —se despidió de toda la familia—. Nos vemos, Renee, te marco a tu celular mañana, amor.

—De acuerdo. Cuídate y dale un beso a la pequeña Iris.

Adam besó mi frente entre los gruñidos y bufidos procedentes de los pechos de mamá, papá, Emmett y Jasper, mientras mis tías y abuelos soltaban risitas cantarinas.

Se perdió el auto de vista, me despedí de mi familia y me dirigí junto con mi mamá a nuestra casa. Una vez allí, me encerré en mi cuarto, pues sabía que mi madre esperaría a mi papá.

Alejada del poder de Jasper, desahogué mi ira rompiendo y desgarrando muy lentamente unos almohadones y cojines que tenía a mi alcance, con el menor ruido posible para que mi madre no escuchara e irrumpiera a gritos en mi habitación.

Me dolía la cabeza, sentía que iba a explotar, mi garganta ardía al igual que mis ojos.

Me recosté y traté de que la ira se fuera, pero empeoró. Mi último recurso fue cerrar los ojos lo más fuerte que pude y, al parecer, resultó, pues me fui quedando dormida. Poco a poco, iba perdiendo contra el sueño que me invadió.

Antes de dormirme profundamente, pronuncié muy claro con la última reserva de odio que me quedaba:

—Conque te divierte estar con ella, ¿no es así? No pongas a prueba mi capacidad de autocontrol, Jacob Black, o lo próximo que harás será enterrar el patético cadáver de tu loba consentida.

Después de aquello, pude dormir tranquilamente.




jueves, 25 de junio de 2009

21.-EQUIVOCACION 2ª parte.

Todo paso muy rápido. Tío Emmett se le fue encima a mi novio y, al parecer, la reacción de Jasper de tratar de contener la ira de mi tío fue demasiado tardía. Parecía que todos estaban en estado de shock al enterarse de la noticia, pero ¿por qué? ¿Era tan malo?

De pronto, ahí estaban tía Rose y mis abuelos, protegiéndome, mientras Alice y Jasper hacían lo mismo con Adam. Cuando reaccioné y trate de buscar al loco de mi tío, el corazón me dio un vuelco, pues vi que era sujetado por mis padres.

­—Basta, Emmett —dijo papá, muy tranquilo—. Jasper, por favor.

Esta vez, Jasper hizo bien su trabajo y la ira de mi tío desapareció, dejando solo preocupación que paulatinamente fue disminuyendo.

—¿Te encuentras bien? —Rose había corrido a su encuentro.

—Sí —susurró, cubriéndose la cara con ambas manos.

—Gracias, Jasper —papá le dio una palmadita en el hombro.

—Mamá, papá —susurré.

—Edward, yo… —Adam trató de articular palabra.

—Bella, Ed, ese tipo… aléjenlo, él dice...

—Lo sabemos, Emmett —interrumpió mamá.

—¿Qué? ¿Cómo que lo saben? —cuestionó, sorprendido.

—Ahora sí nos disculpan, me gustaría hablar con ellos —se expresó papa.

—Hija, ven aquí y trae contigo a tu… —mamá hizo un gran esfuerzo y al final concluyó—novio.

Mamá hizo un ademán con la mano, invitándonos a levantarnos e ir a la habitación contigua. Al momento de entrar los cuatro a aquella sala, pasamos por unas puertas corredizas. Al parecer, mi papá no las cerró bien, pues quedó una leve ranura por la cual se escuchaban las conversaciones que mantenían mis tíos y abuelos en la otra habitación.


—Lo lamento, se supone que esto no debía salir así —me apresuré a disculparme.

—Tranquila, hija. Adam, ella es Isabella Cullen, mi esposa y madre de Nessie —papá presento a mi madre, lo cual resultó algo incomodo pues era más joven que yo… en apariencia.

—Wow, vaya… es un placer, soy Adam Schneider —dijo con voz temblorosa— ahora entiendo el porqué Renee es tan hermosa.

—¿Renee? —preguntó extrañada mamá.

—Oh, sí, bueno; me gusta cómo suena en ella, pero si hay algún problema o les molesta, puedo continuar llamándola Nessie —aclaró.

—No, para nada, me gusta cómo suena, es lo que…bueno —mamá calló.

Se hizo un incómodo silencio que mi padre rompió.

—Quiero ofrecerte una disculpa por cómo se ha comportado mi hermano contigo, pero debes tener en cuenta que esto fue una gran noticia para todos, y Emmett adora profundamente a Nessie, así que era lo menos que podían esperan ambos por parte de él. En cuanto al resto de la familia, resultó ser algo similar; trataron de manejarlo y entenderlo con calma, pues fue muy sorpresivo. En cuanto a Jasper, lo dejaste en shock, cariño; él estaba tratando de calmarse a sí mismo, así que le fue imposible tranquilizar la ira de Emmett.

Era verdad, creo que manejamos mal la situación y no tomamos en cuenta los sentimientos de la familia, en especial los de mis tíos. El abuelo era muy sabio y neutral, así que confiaba en que le encontraría una respuesta favorable al problema.

—Mamá —vacilé un instante—, ¿cómo te enteraste?

—Tu padre me lo contó— respondió tranquila.

—¿Que papa te lo contó? Y él, ¿cómo se enteró?

—Era más que obvio, cariño; Alice brincaba de un lado a otro con esa idea en mente, lo podía escuchar a kilómetros.

¡Ay, genial! Y ella que juraba y perjuraba que había hecho hasta lo imposible por esquivar al lector demoniaco. Sí, cómo no.

—Ahora vamos a dejar las cosas bien en claro —amenazó mi madre—. Edward me ha contado todo lo que ha sucedido entre ustedes dos; y en verdad aprecio y agradezco mucho el que te hayas mantenido al lado de Nessie, aun sabiendo lo que ella y nosotros somos, Adam, pero de ningún modo permito que tengas una relación íntima con Mi Niña, porque eso es lo que es: una niña de tan solo siete años.

—Lo entiendo perfectamente, Bella, pero aun así ella ya no es una niña, y la realidad es que estoy enamorado de ella. Aunque no les agrade, parece que Renee siente lo mismo por mí.

—Adam, sé perfectamente a qué te refieres, pero tal vez (y solo tal vez) estés equivocado. Renesmee es especial, y no solo lo digo por el simple hecho de que ella es un semivampiro; me refiero a que tiene un encanto sobrenatural, es algo indescriptible y nadie está a salvo de eso. Nessie posee un aura que hace que toda persona que interactúa con ella sienta cariño, una especie de amor familiar. Es un lazo sumamente fuerte entre nuestra especie y los humanos que te provoca el querer protegerla, mimarla, abrazarla… pero todo eso es una cuestión humana denominada amor fraternal, Adam.

Mi padre tenía razón.

—No, en verdad la amo, y ella sien…

—No, ella no te ama, Adam —papá lo interrumpió de la manera mas cortés en que alguien podía levantar la voz—. Te quiere, sí; pero no de la forma que tú crees. Es muy simple. Tú has sido el primer amigo humano con el que a mi hija se la ha permitido establecer una “amistad”, has sido el primero en conocer nuestro secreto y aun así permanecer a su lado, has sido el único humano que le ha tendido una mano amiga a mi pequeña, y por supuesto que te quiere. ¿Cómo no hacerlo? Pero tú sabes la verdad, Adam, ¿no es así?

Papá y Adam intercambiaron unas miradas que, al parecer, mi madre entendió perfectamente, pues asintió con la cabeza. En el rostro de Adam se reflejaban dolor, pánico y, al mismo tiempo, decisión.

—Sí, lo sé —respondió.

—Sólo es cuestión de tiempo —susurró mama— pero esperamos retrasarlo tanto como nos sea posible.

Papa tomó la mano de mi madre y le dio un delicado apretón.

¿Qué sabían? ¿Qué era cuestión de tiempo? ¿Qué pretendían retrasar?

—Pues yo no sé nada, así que por favor explíquenme —exigí saber.

Al parecer, ninguno de los tres espero esa reacción de mi parte; sus rostros mostraban sorpresa y desconcierto.

—Cariño nos referimos a… —mamá no supo qué contestar.

—Tus padres están preocupados y quieren retrasar nuestro noviazgo, les preocupan los abrazos, besos y esas cosas —se encogió de hombros—. Después de todo, eres una niña —sonrió.

Mentira.

—Hum... Eso de “noviazgo”, Adam —mamá meneó la cabeza.

—¿Qué ocurre, Bella? Eso es lo que somos, yo quiero a Renee y ella a mí. ¿Cierto, nena? —Adam me miró, y después sus ojos se posaron en los de papá, que asintió en señal de aprobación.

—Sí te quiero, Adam. ¿Lo escucharon, mamá, papá? Lo quiero y es mi novio, así que dejen de estar llenándole la cabeza con ideas tontas —supliqué.

—Novios, ¿eh? Bueno, si es así, tu madre y yo no nos opondremos a su relación, pero antes deseamos conversar con Adam a solas. Si eres tan amable de disculparnos, amor, me sentiré muy agradecido.

—¿Por qué? —me sorprendió que se quisieran deshacer de mí.

—Entiendo. Rutina paterna, ¿cierto? —Adam cruzó los brazos y asintió pensativo— Estaré bien, Renee —sonrió, y… ahh… me rendí ante aquella hermosa expresión de su rostro.

—De acuerdo, pero no tarden mucho —puse los ojos en blanco y acaricié la mejilla de Adam con mi dedo índice. Al parecer, no le agrado a mi madre, que soltó un bufidito. Jeje.

Me dirigí a la cocina solo por instinto, pues no tenía apetito y no pretendía alimentarme de esa cosa que llamaban comida. Bastante tenía con aguantar las ganas de volver el estomago en casa de Adam, así que aquí no habría ningún problema en rechazar las ofertas gastronómicas que, muy orgullosamente, me cocinaba mi abuela.

Me senté en un banco y comencé a dibujar formas con mis dedos sobre la mesa de mármol. Todo era muy silencioso, pero fue en ese preciso instante que escuché los susurros de los demás miembros de mi familia. Agucé el oído para saber de qué hablaban en la otra habitación.

—¿Y bien? Algo en concreto —parecía ser la voz de mi abuelo.

—Nada, todo aparece muy turbio.

—¡Rayos! Creo que me excedí con aquel chico… pobre, no era mi intención —esta vez era la voz de mi tío Emmett—. Es tu culpa, Jasper, debiste detenerme… Ahh, qué cosas. Estuve a punto de ser odiado por mi nena ¡¡por el resto de mi vida!!

—Creo que Edward está actuando de forma errónea —culpó Rose.

—Él sabe lo que hace, Rosalie —consintió mi abuela.

—¿En serio? Pues yo creo que no lo sabe; sólo hará sufrir a mi niña.

—Cálmate, Rose —tranquilizó Emmett—. Esme tiene razón; Ed y Bella solo hacen lo que creen que es mejor para Nessie.

—Yo no estoy muy seguro de que eso sea lo mejor —contradijo Jasper.

—Bueno, lo que les dije fue una orden de Edward, así que yo ya cumplí con informarlos de los planes que tienen en mente. ¿Tú que opinas, Carlisle? —preguntó Alice—, ¿deberíamos llamar al perro? De todas formas se va a enterar, y no creo que esto le haga mucha gracia.

—Alice tiene razón. Si yo no maté a aquel chico, te apuesto lo que quieras a que la manada lo hará. Claro, si Don Líder no va por él primero —Emmett rechinó los dientes.

De pronto, se hizo un silencio sepulcral.

—No lo sé, confiemos en Edward, él sabe lo hace —finalizó mi abuelo, seguro de sí mismo.

—Querrás decir que protejamos al “n-o-v-i-o” —Jasper pronunció la ultima palabra deletreándola.

—¿A qué te refieres? —preguntó Emmett.

—Es simple; si tenemos suerte, y espero que así sea, podremos negociar con él —hizo énfasis en aquel pronombre— conociéndolo, tengo un 97 % de certeza de que escuchará razones y explicaciones pero, si por alguna razón se despierta el 3 % de su rabia… Jacob vendrá a reclamar lo que es suyo y no vaticino nada bueno. Tal vez pueda contener su ira, pero no la del resto de la manada.

—Sé que es mi culpa, pero… ¡es que no veo bien! El futuro siempre es borroso y, cuando alcanzo a vislumbrar algo, aparece una especie de tela y todo resulta nebuloso —se quejó Alice.

—No tienes la culpa de nada, cariño. Todo estará bien —calmó mi abuela.

—Todos estábamos conscientes de que esto pasaría, pero nunca creímos que Nessie… sea como sea, si ella está feliz con ese joven… —mi abuelo no terminó la frase.

—Sé que el sarnoso no me quiere, y yo menos, pero si Nessie se enterara de que…

—¿Rosalie? ¿Acaso sabes algo que nosotros ignoramos? —preguntó Jasper con un tono de indignidad.

—No, nada que Edward no sepa —su voz sonó culpable—, pero debo dejar en claro que no estoy de acuerdo con esto.

Me quede helada, simplemente petrificada, al escuchar esa pequeña conversación. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué tendrían que proteger a Adam? ¿Qué poseían los Cullen que era propiedad de Jacob para venir a realizar un escándalo? ¿Por qué Rose dijo que yo iba a sufrir y por que no estaba de acuerdo con mi padre? ¿Qué es lo que tramaban mis padres que tenía tan inquieto a Jasper?

“¿No lo adivinas?”, preguntó una voz de hombre verdaderamente seductora.

Me volteé para observar quién era el poseedor de aquella mística voz y, como era lógico, no había nadie en la cocina más que yo, y mi familia se encontraba en la sala, así que éramos los únicos en toda la casa.

—¡Rayos, estoy alucinando! —me dije a mí misma.

“¿Por qué crees que es así, mi niña?”,volvió a preguntar aquella voz.

Revisé nuevamente lo que estaba al alcance de mi vista, la cocina y sus alrededores, pero no había señal de nadie. Además, en el caso de que así fuera, mi familia se daría cuenta, ¿no?

“Descuida, no busques más. Sólo somos tú y yo”.

Me quedé hecha piedra. ¿Cómo era posible que estuviera escuchando la voz de alguien? ¿Quién era? ¿Qué quería?

“Todo a su tiempo, Renesmee. Todo a su tiempo”.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Su voz era tan hermosa… Resultaba hipnotizante, pero la forma en la que pronunció mi nombre resultó horripilante: era una mezcla de ansia, dolor, súplica, orden. Era raro, un sentimiento raro.

“He estado esperando una oportunidad para comunicarme contigo”.

No respondí.

“No hace falta que respondas, niña, solo escucha”.

No quería escuchar, pero tenía curiosidad.

“¿Por qué sigues con ellos?”,
preguntó dulcemente.

“Por que son mi familia, los quiero”, me apresuré a pensar, sin dudarlo ni un minuto.

“¿El humano o el lobo?”, preguntó cambiando el tono de voz.

… ¿qué quería decir?
“Te sugiero al humano”.

“No te metas en lo que no te importa”,
contesté.

Comenzó a reírse, o debería decir… ¿burlarse?

“Pobre niña. Con el potencial que posees, encerrada sin ver el mundo y, para colmo, envuelta en una red de mentiras”. Su voz sonó muy fría.

“¿Qué?”

“Oh, se supone que no debes enterarte, ¿cierto? Qué descuido de mi parte, mi niña. Mis más profundas y sinceras disculpas; no era mi intención darte a conocer información clasificada”. Soltó una risa sarcástica.

No entendía absolutamente nada de lo que decía.

“Descuida, mi niña; yo te ayudaré a que lo entiendas. Pronto, muy pronto, sabrás de lo que eres capaz de hacer por ti misma. Ahh, y una última cosa: aléjate del lobo, pequeña, pues, como en los cuentos de hadas, él te hará llorar y destruirá la familia que tanto amas. Te lo digo por que no quiero verte derrotada y sumida en un oscuro limbo… o tal vez sí…Hasta pronto, te seguiré muy de cerca, Renesmee”.

Su voz se esfumó con rapidez y misterio, tal y como había aparecido.

¿Qué era eso? ¿Cómo que un gran potencial? ¿Yo? ¿Red de mentiras? ¿Jacob destruir mi hogar? ¿Jacob o Adam? Me quedé pensando en lo que aquella extraña y horripilante voz había dicho, y lo más raro de todo es que deseaba saber más.

—¿Nessie? —preguntó la vaga voz de Rose.

—Ah, Rose. ¿Qué pasa?

—Eso es lo mismo que te pregunto yo. ¿Qué te pasa? Llevaba un buen rato hablándote y no respondías, parecías ida.

“No es de tu incumbencia, entrometida”,
pensé en ese momento.

¡¿Qué?! ¿Ese pensamiento había salido de mi cabeza?

—Nessie, cariño, tus padres te buscan —canturreó Alice.

“Hablando de entrometidas, la reina de la indiscreción”.

—Ahh, sí, gracias tía, ahora voy —¿qué demonios me pasaba?

—Estás sorprendida como todos, ¿no es así, nena? Wow, fue algo… ¡Dios! Pues… Felicidades por tu noviazgo —sonrío tío Emmet.

“Vaya, miren al sinvergüenza. Ni una disculpa pide, hay que ver que se necesita ser un retrasado como él para no ofrecer una”.

¡No! Esto no estaba bien. ¿Qué me sucedía? No era yo. Cálmate Renesmee, no son tus pensamientos, todo esto es una broma de muy mal gusto. Cálmate, cálmate.

—Nessie, ¿por qué estas tan alterada? —siseó mi tío Jasper.

—¿Yo? No, por nada…bueno, por todo este problema, ya saben: mis padres, ustedes, Adam…

¡Noo! ¡Lo sabía! ¡Jasper lo sabía!

lunes, 22 de junio de 2009

21.-EQUIVOCACION 1ª parte

Adam y yo salimos de la casa sin despedirnos de Iris, pues nos encontrábamos muy nerviosos y, la verdad, ninguno de los dos se acordó de ella.

Cruzamos el porche y ahí nos esperaban dos autos: el mío y el de él. Decidimos tomar mi auto por si las cosas se ponían feas y no me dejaban regresar por él más tarde; además, Adam me dijo que tomaría un taxi de regreso, así que no me preocupe mucho.

Él era el piloto, por lo cual a mí me tocó ser su copiloto. Salimos de la terracería y dejamos atrás la brecha para tomar la autopista camino a mi casa.

—¿Estás nerviosa? —preguntó.

—¿La verdad? …sí lo estoy, ¿y tú?

—No. ¿Por qué debería de estarlo? Solo seré yo, un indefenso mortal entrevistado por ocho vampiros. ¿Qué podría pasar?

—Bromeas ¿cierto? —pregunté incrédula.

—Por supuesto que bromeo y, ¡Dios!, claro que estoy nervioso —trató de sonreír.

—Bueno, sí, tienes razón —no estaba segura de lo que le decía.

—Aunque…

—¿Qué?

—Hay algo que me inquieta.

—¿Qué es?

Él me miró fijamente y después añadió:

—Tu padre.

—¿Papá? Pero… si le agradas.

—No me refiero a eso.

—¿Ah, no? ¿Entonces?

—Me inquieta su poder.

—¿Por qué?

Adam volvió los ojos en blanco y dio un bufidito.

—¿Por qué? Por el simple hecho de que le has ocultado todo este tiempo lo que sientes por…bueno, tú sabes, “eso”, y “eso” me lo has dicho a mí; y, según mis hipótesis (que son más bien una realidad), dado que soy un simple mortal con mente débil, tu padre lo sabrá, pues...

—Leerá tus pensamientos —lo interrumpí.

—Así es —torció los labios.

—… bueno, supongo que eso es inevitable —dije entre dientes.

—Lo lamento amor, haré todo lo que esté en mi “poder” para que tu padre no lo pueda saber o, al menos, no todo —suspiró.

Era un gesto muy lindo de su parte, pero resultaría inútil, pues mi padre era un experto en el arte de curiosear sin permiso en mentes ajenas.

Suspiré.

—Cariño, ¿no vas a llamar a tu casa? Digo, para que estén preparados y eso…ya sabes —hizo un movimiento con la cabeza.

—Sí, claro. Resulta que no se a cuál de los míos debo llamar; creo que mi tío Emmett sería el más adecuado, o Rose —dije pensativa—. Tal vez lo mejor sea llamar a mi padre para que reúna a los demás.

—Mmm...

—¿Tú que opinas?

—¿Qué te parece si primero hablamos con tu familia? Excepto tu madre y padre, por supuesto; y así tendremos más oportunidades de salir ilesos, ¿no crees? —sugirió—. Tú misma lo dijiste, tenemos que conseguir aliados y, según tú, Emmett y Rose ya están de nuestro lado, todo por ser su consentida —me sonrió—; y así, cuando hayamos convencido a todos sobre nuestra “inocente relación”, nos dirigimos con los peces gordos.

Esa idea no sonaba tan mal, y tal vez resultaría útil poner al tanto al resto de mi familia. Así, cuando mis padres se enterasen, ahí estarían nuestros guardianes para protegernos. Bueno la verdad que ya tenía dos: Rose y mi precioso tío Emmett. Sí, creo que eso es lo más sensato.

—Me parece que tu ide…

Ring… Ring… Ring…

—¡Renee, tu celular! —gritó.

—Sí, ya, tranquilo —dije entre risas, pues, al parecer, se había llevado un buen susto, jeje.

—No es gracioso. ¿Quién es? ¡Contesta ya!

—Es mi tía Alice. Hola, tía —saludé, algo sorprendida por su llamada. ¿Qué era lo que quería?

—Nessie, cariño, ya reuní a toda la familia, sin invitar a tus padres, claro está —dijo con su cantarina voz.

—¿Cómo? —pregunté sin entender.

—Oh, sí, es verdad. Resulta que tuve una visión en la que venías a contarnos buenas nuevas a toda la familia, y también supe de tus planes, así que puse manos a la obra y reuní a toda la familia. Solo faltan ustedes dos —repuso alegremente.

—¿Sabes lo de… nosotros?

—Por supuesto que lo sé, cariño —dejó escapar una risita—, desde hace algún tiempo, pero resultaba muy raro y turbio; nada estaba bien definido hasta hace unas cuantas horas y, bien… ¡Felicidades! —concluyó con unas risas llenas de emoción.

—Ah… eeh… mmm...… ¿los demás saben de esto?

—¿Por quién me tomas, Renesmee Cullen? Ahh, igual que la madre, desconfiada. No, no saben nada, lo manejé muy bien, ni siquiera sospechan un milímetro.

—De acuerdo, y papá, ¿sabe algo?

—Ahí sí me costo más trabajo, cariño, digo… ya sabes cómo es tu padre, así que he tratado de no acudir a tu casa, y los demás también, por supuesto, aunque presiento que sospecha algo…. Sabes que es difícil engañarlo con ese don chocante que tiene —sonó a disculpa.

Me quede pensando un minuto.

—Mi vida, estamos a punto de llegar, ¿cierto?

Adam vaciló un momento al ver que no respondía, pues estaba clavada en mis pensamientos sobre cómo tomarían mis padres la noticia.

—Eh, así, es la siguiente brecha —le indiqué—. Tía, estamos a punto de llegar.

—¡Dios! Eso es fantástico, cariño; ya quiero conocer a ese chico tan lindo, prepararé todo.

—Espero que los demás nos apoyen, tía, deséanos suerte.

—Claro que todos los apoyaran, nena, además cuentas con tres personas a tu lado decidas lo que decidas, está de más decir nombres, ¿cierto? Y respecto a desearte suerte, no la necesitaras, nena, todo saldrá bien, ya lo verás —fueron al ultimas palabras que dijo antes de colgar.

Por supuesto que sabía quiénes eran esas tres personas. Las dos primeras eran mi tía Rose y mi lindo tío Emmett, la tercera, sin dudarlo, era Alice y, con ella de mi lado, tenia garantizada la protección de mi tío Jasper. En cuanto a los abuelos, estaba segura de que se mantendrían neutrales, pero con medio clan a mi favor me sentía un poco más segura.

—¿Y bien? ¿Qué te dijo?

—Ella sabe lo nuestro y no ha dicho nada al respecto; reunió a toda la familia sin incluir a mis padres y ya nos están esperando —me froté la frente, un poco exhausta.

—¡Genial! Se me había olvidado que, aparte del psíquico, estaba la vidente —no lo dijo en tono de burla o sarcasmo; más bien, resultó una especie de reconocimiento cauteloso.

Ya estábamos por salir de la autopista, así que cruzamos el camino de terracería hasta llegar al porche de la casa. Ahí nos detuvimos sin salir del auto.

Golpeé con el codo el brazo de Adam para atraer su atención, me llevé el dedo índice hacia los labios en señal de que guardara silencio, después, le mostré un mensaje que había escrito en el celular.

“No hables, tienen un oído muy fino…. Se me había olvidado decírtelo, perdón”

El asintió y me sonrió disculpándome por mi tontería. Se veía muy rígido y serio, como si estuviera en una misión del ejército o algo así.

Salimos del auto y nos dirigimos hacia la casa. Ya en la puerta, decidí que lo mejor era retardar un poco su encuentro con mi familia, al menos algunos minutos, así que a señas le indique que esperara hasta que yo le llamara.

Abrí la puerta y entré al recibidor. Mi familia salió para recibirme.

—Hola —saludé algo nerviosa.

—Nessie —tía Alice corrió a abrazarme—, por fin, pequeña.

—Cariño —tía Rose extendió los brazos para acogerme.

—Tía Rose —la abracé, y sentí una mano que me despeinaba por completo.

—¿Cómo estás, pequeña demonio? —.Era mi tío Emmett el que me despeinaba; como siempre, esos eran los cariños que me dedicaba.

—Nos alegra que estés aquí, cariño —dijo mi abuelo mientras mi abuelita sonreía.

—Sí, con eso de que estás con Jacob o en la casa de tus amigos, es raro verte —rió tío Jasper.

Me tomó casi cinco minutos saludar a toda mi familia. Después, pasamos a la sala.

—Y bien, princesa, ¿cuál es la noticia? —me preguntó mi abuelita Esme.

—¿Noticia? —le pregunté.

—Alice no para de danzar por toda la casa, y nadie puede callarla, pues dice que tienes que informarnos acerca de algo —contestó mi abuelito.

Miré a mi tía con algo de recelo, y ella simplemente sonrió y juntó sus manos como un niño que espera ansioso por comer dulces.

—Bueno sí, tengo que decirles algo —tranquila, Renesmee, díselos ya—. Como ustedes saben, crezco rápido; mi cuerpo, mi mente, y también mis necesidades se han visto… —corté la charla, pues tenía seis pares de ojos observándome decir estupideces, y el resultado fue que me cohibí. ¿Cómo decirlo?—. Y, bueno ya no soy una niña. Resulta que hace algún tiempo me di cuenta, pero…

¡¿Qué diablos estaba diciendo?!

—Cariño, tranquila —me dijo tío Jasper— respira profundo y di lo que tengas que decir sin estar deslizándote de un lado a otro y sin manotear al aire.

¿De un lado a otro? ¿Manoteando? ¡Rayos! No me di cuenta de que hacía eso.

—Nessie —tío Emmett se puso de pie y adopto una postura rígida y atemorizarte— ¿Quién está afuera?

—Tranquilo, Emmett —dijo Jasper.

—Es verdad, cielo —me miró Rose—. Te lo íbamos a preguntar en cuanto llegaste, pero...

—¡Nessie! —gritó Emmett.

Di un paso hacia atrás, pues me asustó mucho. Mi tío se había enojado; nunca lo había visto así y nunca me había gritado en toda mi vida.

—Emmett —regañó mi abuela.

—¡No! ¿Quién rayos es?

—Nessie, ¿quién es? ¿Qué está pasando? ¿Dónde están tus padres? —preguntó Rose.

—Ah… yo —esto no estaba bien.

—¡Basta ustedes dos! —tía Alice levanto la voz—. Los están asustando.

—Alice tiene razón —mi abuelo trató de suavizar la tensión—. Debe de existir una explicación, así que, por fav…

—¡Huele a hombre! —gritó como loco Emmett—. ¡Es un maldito hombre! ¿Qué te hizo, nena? Lo mataré si me entero que te puso un dedo encima.

Nunca en mi vida había visto a mi tío fuera de control. Estaba como loco y, la verdad, daba mucho miedo. ¿Cómo era posible que cambiara tanto? Resultaba irreconocible. Mi lindo, tierno y gracioso tío, mi favorito después de Rose, se había convertido en una persona histérica e irracional.

—Tío —susurré.

—¡Basta, Emmett! Estás asustando a la niña. Jasper, haz algo —gritó Rose.

—En eso estoy, Rosalie —al parecer, tío Jasper controló el mal humor de mi tío Emmet.

De repente, escuche cómo se abría la puerta y cómo se cerraba, unos pasos se acercaban cada vez más… Mi miedo se hizo realidad al ver a Adam parado en la sala.

—No —susurré sin aliento.

—¿Quién demonios eres y qué quieres? —preguntó tío Jasper.

—Tranquilo, Jazz —le advirtió Alice.

Las palabras que mi tía pronunció tranquilizaron a mi tío, que ahora ponía toda su atención en Emmett.

Todas las miradas se centraron en el recién llegado.

—Yo …—dudó un instante—. Mi nombre es Adam Schneider, vine a conocer a los Cullen, sé perfectamente lo que son y no les tengo miedo, tengo el gusto de conocer a Edward, y la razón por la que estoy aquí es simple: Renesmee y yo somos novios.

Al parecer, descansó cuando soltó esas palabras y se lo agradecía… Vaya, qué valor tenía.

—¿Qué? —preguntó Rose.

—Novios —susurró Jasper.

—Sí, bueno, era lo que trataba de decirles —sentí como mis mejillas se encendían de vergüenza.

—Es hermoso, ¿no creen? —rió Alice, emocionadísima.

—Pero —dudo Rose—, ¿y el perro de Jac…?

—Por supuesto que es hermoso —mi abuela cortó a Rosalie y le dedicó una sonrisa a Adam que hizo que se ruborizara.

—Vaya…lamento todo esto, Adam. Soy Carlisle Cullen; como ya sabrás, soy el abuelo de Nessie, y esta es mi fam…

—¿Novios? —tío Emmett comenzó a reírse—. ¿Dices que eres su novio?

—Sí, lo soy, y si me permit…

—¡No! ¡No te permito nada! ¿Cómo es posible esto? ¡Es un humano! —gritó.

—Nessie también lo es, Emmett —dijo mi abuela con tono calmado.

—¡¡Es una niña!! —manoteó.

—No, no lo soy, tío. Ya no.

—¡¡Tiene siete años!! ¿Qué diablos le hiciste? Maldita sea, te juro que te mataré, estúpido.

—¡Emmett, basta! —ordenó mi abuelo.

—Te crees muy valiente, ¿no? Venir a la casa de unos vampiros y hacerles frente.

—Él no vino a eso, Emmett —señaló Rose.

Esto era un desastre, nada había salido como lo planeamos, pero… ¿por qué?

—Lo lamento, pero, como ya les dije, Renesmee es mi novia y la quiero, y…

—Cuidado, niño —tío Emmett retrajo sus labios y dejó al descubierto unos perfectos y peligrosos colmillos; sus ojos se tornaron color carmesí y adoptó una posición de sigilo—, estás jugando con fuego. ¡Da la vuelta y lárgate!

—Emmett —Alice se le acercó— Jazz… ¿Jasper?

Jasper parecía ido.

—¿Jasper?

—Lamento todo esto, señor Cullen. Al parecer, no soy bienvenido aquí —se disculpó Adam.

—No, no, no, nada de eso, corazón; somos nosotros los que debemos disculparnos contigo por esta terrible escena —se disculpó mi abuela—. En verdad, es lamentable.

—Lo lamentas, dices. ¿Qué cosa? ¿Haberle lavado el cerebro a Mi Sobrina? ¿O morir tan joven? Su madre te va a matar si es que yo no lo hago.

—Y a ti, ¿que más te da? —Adam se había enfadado, sus hermosos ojos azules centellaban con rabia y se veía, grabada en ellos, la invitación para una pelea—. Tú lo has dicho: ella es sólo tu SOBRINA, no tu hija, así que no te metas en lo que no te importa; y, si alguien me va a matar, esa será su madre, no te atribuyas derechos que no te corresponden.

Mi tío rugió con tal fuerza que me dolieron los oídos, después se fue encima de Adam.

—¡GGRRR! ¡Muérete!

jueves, 18 de junio de 2009

20.- RESPUESTA.

—Nessie, no llores, por favor; no era mi intención hacerte pasar por este ridículo problema.

—No… es que….

—De verdad lamento todo esto. Yo había preferido que no te hubieses enterado de nada y, en serio, así iba a ser, pero sacaste el tema a discusión y yo no fui lo suficientemente listo como para callarme… No, la verdad es que flaqueé en mi decisión de reprimir todo sentimiento que no fuese de amistad hacia ti.

Las lágrimas recorrieron una tras otra mis mejillas. Algunas caían directamente al suelo con la ayuda de mis bruscos movimientos; otras simplemente se alojaban en la comisura de mis labios.

—¡Diablos! ¡Soy un idiota! Debí haberme alejado de ti en cuanto tu padre puso esa idea sobre la mesa.

—No, Adam… Es culpa mía.

—No, Renesmee. Tú no tienes la culpa de nada, yo aquí soy el único imbécil enamorado en este intento de amistad. ¡Rayos! ¿Por qué tu? Mi amiga, la persona con la que me encantaba reír como tonto. ¿Por qué tuve que arruinarlo?

—No lo arruinaste —dije sollozando.

­—Por supuesto que lo hice, pero descuida. Olvidaré lo que esta sucediendo aquí, en serio; y tu también lo olvidaras. Haremos como que nada ha pasado. Yo te ayudare a que el tipo ése termine por estar a tu lado amándote y protegiéndote; seré una especie de cupido entre ustedes, y cuando eso pase y esté totalmente seguro de que estás plena y completamente feliz… —sus ojos se tornaron sin vida, completamente tristes; y desvió la mirada de mi rostro— yo… buscaré mi propia felicidad.

Lo miré desconcertada.

—¿Qué quieres decir? —pregunté preocupada.

—Es bastante lógico, Cullen, ¿no crees? Tú y él juntos, amándose el uno al otro. Es obvio que no hay lugar para mí, así que me alejaré completamente de ti y… —dudó un instante— trataré de olvidarte. Claro no será fácil, pero al menos haré el intento y, no sé, tal vez encuentre a alguien que me….

—¿Cómo? —lo interrumpí—. ¿Piensas salir a buscar a otra mujer?

—No, por supuesto que no pienso salir en busca de nadie. Solo digo que tal vez aparezca cuando men….

—¡Noo! —grité.

— ¿No qué? ¿Acaso quieres que sea infeliz por el resto de mi vida? —preguntó, soltando una risita.

¿Qué me estaba pasando? ¿Por que no lo aceptaba? Era lógico que buscara a otras mujeres. ¿Por qué el solo hecho de imaginármelo con otra me resultaba tan repugnante y, al mismo tiempo, doloroso?

—Claro que deseo que seas feliz, pero el hecho de verte con otra mujer es tan… Qui... Quiero decir que... ¿qué pasara con Iris? Sí. Eso. Ella es sólo una niña y te necesita y… bueno, clar…

— ¿Por qué, Renesmee? —dijo en un tono suplicante que destrozaba mi corazón en mil pedazos.

—Eh…

— ¿Por qué te afecta tanto el que quiera estar con otra mujer? ¿Por qué te pusiste como loca cuando te dije que estaba enamorado de alguien sin saber que eras tú?

—Bueno, eso es porque… bueno, eres mi amigo...

— ¿Qué es lo que sientes por mi? ¿Qué es lo que sientes por él?

Mi corazón pareció detenerse al momento de escuchar aquellas palabras, pero después retomó su ritmo “normal”. ¿Qué sentía por Jacob? ¿Qué sentía por Adam?

—Tú... Tú ya sabes qué es lo que siento por él —dije nerviosamente.

— ¡Cielos! ¡Claro que lo sé, por supuesto que lo sé!

Tomé aire muy hondo y lo dejé salir, después di un suspiro muy largo.

—Lo lamento… Llevo toda la conversación lamentándome, pero es lo único que puedo hacer en estos momentos, Adam, pues mi decisión está tomada, así que… es verdad, como tú lo has dicho: el amor es de dos personas, la tercera sale sobrando.

Era verdad, Adam sabía a la perfección que estaba completamente enamorada de Jacob y yo lo sabía también.

La forma en la que mi lobo favorito me hablaba era embriagadora; su mirada, esos hermosos ojos negros como la noche traspasaban mi alma y mis pensamientos. Él, siempre pendiente de mis necesidades… Yo sabía que Jacob me quería demasiado y me lo había demostrado en muchas ocasiones; abandonó a su manada y a su padre, que juntos representaban su familia, para estar conmigo, verme crecer y apoyarme en todo momento; en aquellos tiempos, fue capaz de superar la aversión que le causaba mi familia por el simple hecho de ser vampiros… y estas cosas se quedaban en nada a comparación de la vez que puso su vida y el del resto de la manada para protegerme de el clan de Volterra.

Él, aparte de mis padres, era la persona más importante para mí. Pero, claro, no todo dura para siempre, y hubo algo en mi felicidad que se vio eclipsada por la aparición de una hermosa mujer, el nuevo miembro de su manada. Jacob ya me había dejado bien en claro que ella no era su novia y que no pretendía nada más con ella, aunque a mi parecer esa tipa iba tras algo más que una simple amistad o un lazo de camaradería (o lo que sea que tengan en común los lobos) Además, había visto que ellos dos se llevaban de maravilla, se les veía muy bien coordinados y, sobre todo y muy a mi pesar, debo de decir que hacían una pareja perfecta, se mezclaban bien y no desentonaban en nada, como el café y la leche.

Quién lo hubiera dicho. Aquella llamada que Jacob recibió en el bosque cuando nos encontrábamos de caza sería la prueba de su primera mentira, pues se suponía que nos contábamos todo, ¿o no? Pero esa vez no me dijo nada, y me ocultó quién era esa mujer. La gota que derramó el vaso fue la “presentación” de aquella sujeta. Conocerla y ser testigo de cómo él le ponía tanta atención y cómo la protegía y mimaba me resultaba totalmente repulsivo, pues ése era el trato que él me daba a mí, y ahora se lo daba a ella.
Fue en ese momento que me cegué completamente.

Me sentía fatal. Ver al hombre de mi vida siendo arrebatado de mi lado era muy doloroso, pero tenía que resistir. De lo contrario, mis padres se enterarían, y ¿cómo era posible que les dijera lo que sentía? “Oh, papá, mamá, estoy enamorada de Jacob… pero descuiden, que yo a él no le importo como mujer”. Sí, cómo no. Nada estaba bien. Yo no estaba bien. De pronto, aquella venda que cubría mis ojos cayó, y el eclipse que oscurecía mi felicidad empezó a ser devorado por una cálida luz. Alguien apareció. Una sonrisa me esperaba cada vez que lo veía; unos brazos abiertos me aguardaban para consolarme; una hermosa y melodiosa voz me reconfortaba al decir mi nombre; unos hipnotizantes, profundos y maravillosos ojos azules me miraban con anhelo. Ahora sabía que ese corazón sólo latía para mí, todo lo que era de él pedía a gritos que lo tomase.

Él se encontraba en la mejor disposición de guardar en un baúl con llave su amor por mí y ayudarme a estar con la persona que amaba. Era capaz de sacrificar su orgullo, su amor y vivir un tormento jugando al Cupido por mí, para verme feliz.

Mi corazón latía por ambos. Lo que sentía por Jacob era lo mismo que sentía por Adam. El único problema era que sólo podía estar con uno de ellos, sólo con uno podía ser feliz y sabía a la perfección quién me iba a dar lo que buscaba.

—Adam…. —tanteé el camino.

Él suspiró.

—Dime.

— ¿Estás enojado? —pregunté con cautela.

Colocó una mano en la cintura, y la otra la posó directamente en su sien, como si le estuviera doliendo la cabeza.

—No, nunca me enojaría contigo, Renesmee —suspiró. Su voz sonaba cansada.

—¿En serio? —me mordí el labio y jugueteé con un mechón de mi cabello— Bueno, eso no importa ahora. Esteee… ¿estás más sereno, más tranquilo?

—No. A decir verdad, no lo estoy —volvió a suspirar. Ahora cerró los ojos y se frotó la frente.

Dejé de lloriquear y me armé de valor. Esta era la decisión que había tomado, así que nada ni nadie me iba hacer cambiar de opinión.

—Qué mal. Creo que deberías tranquilizarte y… tú sabes, estar en tus cinco sentidos, es en serio, ¿eh? Mira que nos espera una reprimenda.

—¿De qué hablas? —susurró.

—A ver. Según yo, Emmett y Rose estarán de mi lado. Uhmm... Jasper... sí, creo que puedo dominarlo. Obviamente, Alice será mi aliada… Los abuelos… ellos se mantendrán neutrales, creo. Bueno, papá… no lo sé, no lo sé, él es todo un caso, aunque igual puedo convencerlo; pero sí estoy totalmente segura de que la que se opondrá será mi madre… se te va a ir a la yugular.

—No te entiendo —Adam comenzaba a perder la poca cordura que le quedaba.

—Es obvio, ¿no? Estoy tratando de ver quiénes nos apoyan y quiénes son la mejor guardia que puedo ofrecerte. Estaba pensando en mi tío Jasper. Es muy astuto, ¿sabes? Porque creo que Emmett fracasaría en la misión, o…tal vez papá se anime a protegerte, digo… le agradas y, para estas alturas, debe de estar enterado de todo, pues no se pierde de nada. Además puede que él sea capaz de controlar la cólera de mi madre, que ya imagino hecha una furia.

—¿Guardia? ¿Para mí? ¿Por qué? —preguntó desconcertado.

—¡Pues claro que para ti, tonto! ¿Para quién más, si no? Tengo que mantenerte sano y seguro. Ya me imagino la cara que pondrán. Estoy segura de que, en cuanto les diga “Les presento a mi novio”, mi madre se irá contra… ¿Adam? ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

Tenía un aspecto horrible. Estaba más blanco que un cuarto de hospital psiquiátrico, y después cambio a un color azul-verdoso. Daba la impresión de que iba a vomitar.

—¿Qué? —alcanzó a susurrar.

—¿Qué de qué? —dije, estupefacta, a falta de palabras.

—¿Qué acabas de decir?

—¿Que mi madre se irá contra ti? —respondí.

—No, no. Lo anterior —jadeó.

—Ah… lo de la palabra con “N” —dije tímidamente.

El asintió con la cabeza.

—Digo, si aún quieres…

—¡Noo! —me interrumpió con un grito

—¿Qué? ¿Por qué no?

—Porque no es correcto. Yo lo haré, ¿de acuerdo?

Puse los ojos en blanco. Ahora entendía por qué se llevaba tan bien con mi papá: estaba chapado a la antigua, y eso era lindo.

—De acuerdo, de acuerdo.

—Renesmee Carlie Cullen…

—Ay, por favor, Adam. No vamos a casarnos, así que deja de hacer eso.

Tomó mi mano y la besó; después, esas hermosas perlas azules que llevaba por ojos me miraron directamente a los míos, y pude sentirlo. Era mágico. Me encantaba que estuviéramos así.

—Cállate, es importante. Ejem... Como decía, Renesmee Carlie Cullen, ¿quisieras ser mi novia?

—Claro, me encantaría ser tu novia —comencé a sentir que me ponía roja.

—¿Puedo abrazarte? —dijo tímidamente.

—Adam…somos novios, pero nada cambia entre nosotros…bueno, tú sabes.

Él se echó a reír como siempre lo hacía; después sujetó mi cuerpo rodeándolo por la cintura y yo apoye mi cabeza contra su pecho. Olía tan bien y se sentía tan acogedor que podía quedarme así para siempre, con él, con el hombre que había elegido.

—Estoy tan feliz de que me dieras una oportunidad, pero… ¿por qué?

—Es simple. Me gustas, me encanta estar contigo. Ya me cansé de ser yo quien persigue al gato (bueno, en este caso, al perro) y lo más importante de todo —lo miré a la cara—: te quiero. ¿Eso te basta?

Sus ojos centellaron llenos de dulzura, y ahí estaba esa sonrisa cálida. Sus brazos me sujetaron con más fuerza.

—Sí, eso me basta, princesa —me besó el cabello.

—Me alegra, porque ahora tenemos un problemita.

—Tu familia, ¿cierto?

—Sí. Vamos a tener que lidiar con ellos, y no sé qué va a pasar.

—Tu mamá no me quiere, ¿cierto? Quiere al perro ése —dijo tristemente.

—No, nada que ver. Es sólo que… bueno, para sus ojos sigo siendo la “pequeña de siete años”, entonces….

—Va a pensar que estoy corrompiendo a su pequeño ángel.

—Sí, eso mismo.

—Entonces, ¿contamos con protectores?

—Sí, eso espero… —me mordí el labio.

—¿Eso esperas, cariño? Bueno, qué se le puede hacer. Ni modo, tendré que enfrentarme a un clan de vampiros celosos, y tal vez muera protegiendo el amor que siento por ti.

—Sí, claro, como si permitiera que eso fuese a pasar.

—Bien, pues, ¿qué estamos esperando? Vamos.

—¿Qué?, ¿ya? ¿Hoy? —pregunté desconcertada.

—Pues sí. Ya sabes, como dice el dicho. Al mal paso, darle prisa —sonrió.

—Pero no tiene por qué ser tan aprisa, ¿o sí? —dije, tomando su mano.

Adam apretó mi mano y me sonrió tiernamente. En verdad lo quería, y sabía que había hecho bien al elegirlo.

—No te preocupes, amor. Todo saldrá bien —me guiñó un ojo.

—Eso espero, Adam —le sonreí.

—Bien, pues es hora de irnos, cariño.

—Te quiero, Adam —dije, apenada.

—Y yo a ti, Renee.

Renee. Esa era la primera vez que alguien me llamaba así, pues toda la vida he sido Renesmee o Nessie, y la verdad, mi corazón dio un vuelco al escuchar decir mi nombre de aquel modo.

domingo, 14 de junio de 2009

19.- DILEMA.


—Nessie, Iris, ¿qué sucede? —preguntó al vernos abrazadas.

—Pues…

—¿Por qué lloras, princesa? —Adam corrió a abrazar a su pequeña hermana—. Dime. ¿Pasó algo?

—No, no es nada, hermano.

—Pero, si estás llorando… Nessie, ¿sabes algo?

—Bueno… lo lamento. Fue mi culpa. Le conté un cuento, pero al parecer fue mala idea hacerlo —mentí.

—¿Un cuento? ¿Lloras por un cuento?

—Es que era muy injusto —siguió la mentira.

Adam rió.

—Ay, ¿qué voy a hacer con ustedes?

Iris y yo nos dedicamos una mirada que significaba que era mejor mantener la boca cerrada.

—¿Cómo te fue, hermano? —preguntó la niña.

—Bien, princesa, sólo fueron unas firmas.

—¿Sabes? Llamé a Nessie para que viniera a jugar conmigo y me contestó su hermano.

—¿Su hermano? —Adam me miró— Ah, sí, claro. Su hermano…

Se echo a reír.

—Basta, Adam.

—Perdón, lo lamento. Y, ¿cómo se encuentran tus padres?

—Bien, gracias. Por cierto, te mandan saludos.

—¿En serio? Wow, gracias. Eso quiere decir que les agrado, ¿cierto?

—Mi madre y los demás miembros de mi familia no te conocen —le dije.

—Es verdad; tienes razón… —se quedó pensando.

—Pero conoces a mi papá y, al parecer, le agradas. Eso te da un montón de puntos con los demás, ¿sabes?

—¿En serio? —dijo, sorprendido.

—Si —sonreí.

—Te quedas a comer, ¿verdad? —interrumpió Iris.

—Claro que me quedo.

—Hum… —replicó Adam.

—¿Qué? —dijimos Iris y yo.

—Lo que pasa es que no tenemos mascotas, y… ¿cuánto crees que tardemos en cazar algo por el bosque? Ay, Nessie… Cuando quieras quedarte a comer, me avisas para comprar un conejo, como mínimo.

Mi amigo puso cara de preocupación y echó a reír muy fuerte; tomé un cojín que estaba cerca a mí y se lo arrojé.

—Jaja, muy gracioso.

—Sabes que no es verdad. Sólo fue una broma.

—De muy mal gusto.

—De acuerdo, lo lamento, ¿me perdonas? —ah, no. Ahí estaban esos ojos de perrito abandonado.

—Perdonado. Además, no me gustan los conejos. Son muy pequeños.

Ambos nos echamos a reír como solíamos hacerlo en el pasado. Parecía que nada había cambiado entre nosotros.

—No entiendo —dijo Iris.

—Descuida, nena; son bromas de adultos.

—Ah, claro. Bueno, voy a tomar la siesta —bostezó la pequeña.

—Eso es lo que deberías hacer, cariño.

—Nos veremos cuando despiertes, bella durmiente.

La niña besó a su hermano en la mejilla y después me besó a mí, se despidió con un gesto de mano y salió de la habitación dejándonos a solas.

—¿Y bien? —preguntó Adam.

—¿Qué?

—¿Cómo te encuentras? Cuéntame que pasó anoche en tu casa.

—Nada en especial. La verdad, no tengo idea de qué ocurrió. Estaba tan cansada que no puse atención a nada —me encogí de hombros.

Él me miró suspicazmente.

—Vamos, Nessie, no me ocultes nada.

—Por supuesto que no.

—Por favor —suplicó.

Puse los ojos en blanco y me mordí el labio, pues no estaba segura de cómo reaccionaría al enterarse de la conversación que tuve con mis amigos y una intrusa.

—Resulta que cuando llegamos a casa, mi padre y yo, pues… teníamos visitas...

—Visitas. ¿Quiénes?

—Jacob, Leah y Denisse —escupí el último nombre.

Mi amigo puso una cara de sorpresa que cambió en un abrir y cerrar de ojos, dando pie a una interrogante.

—Nessie…cuéntame sobre él, ¿quieres?

—¿Qué? Quiero decir, ¿qué quieres saber?

—Todo. Él sabe lo que eres, ¿cierto? ¿Por qué?

—Sí, lo sabe… y es demasiado largo para explicarlo.

—Nessie.

—Hum… ¿qué te parece si te lo muestro?

—¿Cómo? —puso cara de desconcierto.

—Bien, pues tengo un “poder especial” o un “don”, como quieras llamarlo. Puedo mostrarte lo que pienso, puedo comunicarme con las personas con un toque de mi mano; es decir, coloco mis pensamientos en la mente de otros. Esa es la forma que he utilizado algunas veces para comunicarme con mi familia. ¿Asustado?

—Eso quisieras —dijo, mostrándome su cálida sonrisa.

—Bueno, pues aquí voy.

Me acerqué a Adam, y nuestros rostros quedaron a escasos centímetros el uno del otro. Estábamos muy cerca, y por no sé qué razón, mi corazón comenzó a latir como loco, golpeando cada vez más fuerte mi pecho. Me costaba demasiado concentrarme en lo que debía mostrarle, así que inspiré profundo y coloqué la palma de mi mano sobre su blanca mejilla.

Comenzaron a surgir imágenes de mi infancia, en ellas se encontraba toda mi familia (y Jacob, por supuesto); después vinieron aquellas en las que nos mudábamos de los lugares que considerábamos peligrosos para nuestro secreto; la despedida de Jacob cuando decidió regresar a cuidar a su padre, aquí, en Forks; nuestro encuentro después de dos años; nuestra cacería juntos; la reunión en su casa, que me llevó hasta las lágrimas; y, por último, lo sucedido la noche pasada. Todo eso le mostré a mi amigo, aunque claro que omití algunas partes, como aquella vez que nos acecharon los Vulturis.

Escuché un suspiro, pues mantenía los ojos cerrados (ese fue el único método que me pareció adecuado para poder lidiar con la perfección del rostro de Adam).

—Ja, hombre lobo, ¿eh? —dijo con un tono muy arrogante.

El timbre de su voz me asustó y abrí completamente los ojos, sin saber lo que me encontraría al hacerlo.

—Resulta bastante obvio —refunfuñó.

No puse demasiada atención a lo que dijo, pues su rostro estaba demasiado cerca del mío. Podía oler y sentir su fresco y agradable aliento rozando mis mejillas. De pronto, todo se volvió confuso. Mi mente estaba llena de él y mi corazón comenzó a latir sumamente rápido; la sangre me hervía, podía sentirlo; mi respiración se vio comprometida al exigirme oxígeno, pues lo necesitaban mis pulmones para estabilizar mi estado osmolar, que había disminuido; y me encontraba hiperventilando, esto se notaba en el danzar de mi pecho.

—Entiendo todo a la perfección, Nessie.

—Eh, ¿ah, sí? —dije, sin saber a lo que se refería.

—Puedes contar conmigo para lo que necesites, no dudes en hacerlo. Me sentiré más tranquilo si sé que puedes confiar en mí.

—Gracias, Adam. Lo haré —de repente, recordé que él no era totalmente sincero conmigo— aunque tú no confíes en mí.

—¿Qué? ¿A qué te refieres con eso? —se sorprendió.

Rayos, yo y mi bocota. Ahora tenía que decírselo. No es como si no quisiera enterarme, pero… ¡Al demonio!

—No te enfades. Iris escuchó una conversación que tuviste con un amigo, en la que le decías que estabas enamorado de una mujer, y… bueno, tu hermana se preocupó, me lo contó a mí, y… No te molestes. Además, es tu culpa por no decírmelo antes. Se supone que somos amigos y nos contamos todo el uno al…¿Adam?

Fue un shock verlo en ese estado. Mi amigo se encontraba con la mirada perdida. Esos ojos que brillaban se habían opacado, y su rostro estaba muy colorado. Su respiración parecía fallar. Me preocupé. ¿Acaso hice mal en decírselo? ¿Estará molesto conmigo?

—¿Adam? —pregunté.

Levantó su mano derecha y con ella se tapó la boca.

—Lo lamento. No era mi intención ocultártelo.

—Entonces, ¿es verdad? ¿Estás enamorado? —parecía que mi corazón se partía a la mitad.

—Así es, Nessie —susurró.

—No. Es que… eso no es posible. ¿Cómo? ¿Cuándo? Eres…no, tú no me puedes dejar, Adam. Es simplemente absurdo —susurré con mi voz temblorosa.

—Nessie, escúchame. No sé cómo ocurrió, pero la amo.

—¡¿Cómo que no sabes cómo ocurrió?! No me mientas, Adam. ¿Cómo es? —comencé a gritar.

—Nessie, por favor.

—Te hice una pregunta. ¿Cómo es?

—Simplemente perfecta —dijo sin vacilar.

Esas palabras golpearon fuerte mi cabeza. “Perfecta”. ¿Cómo puedo competir con algo perfecto? Pero… competir, ¿para qué?

—No, espera un momento —comencé a reír, nerviosa— Está bien, está bien. Me rindo, ya basta de bromas. Sabes que son de muy mal gusto, así que termina con esto.

—No es broma: estoy enamorado. Ella es la chica más hermosa que he conocido en mi vida; me encanta estar con ella, y sé que….

—¡No! ¡Mentiroso!

—¡Basta Nessie! —gritó.

—Lo prometiste. Dijiste que siempre estarías conmigo, que me protegerías sin importar lo que pasara, ¡mentiroso!

¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué estaba tan fuera de mis cabales? ¿Por qué me hacía rabiar la idea de que Adam amaba a alguien? ¿Acaso era egoísta, y no soportaba que la gente viviera feliz?

—Yo nunca he dicho que…

—¡Cállate! ¡Cállate! Eres igual que Jacob, los dos son iguales. Dicen lo mismo y hacen lo mismo. Se llenan la boca con tonterías y me envuelven en sus mentiras, pero corren con sus mujeres y, ¿adivinen qué? Yo soy la única idiota que les cree todas sus estupideces, ¡pero no más! Estoy harta de todo esto. Prefiero estar sola que con ustedes. No los necesito.

Esta vez no lloré. Ya tenía suficiente de lágrimas, así que me tragué el dolor y sólo dejé salir el enojo, el coraje, la desesperación y la frustración.

—En ese caso, Nessie, quiero terminar nuestra amistad —dijo Adam, muy serio.

—¿Qué? —susurré.

—Ya no quiero ser tu amigo.

—No… pero, ¿por qué? No, espera. Estoy segura de que a ella no le molestará que seas mi amigo. Adam, por favor, no me hagas esto —supliqué.

—Lo siento, Nessie. No tengo otra opción.

—Oh, claro que la hay. Mira, vamos a pens….

—¡NO! Esta es la única forma que tengo para luchar contra él.

—¿Contra él? —dije sin entender.

—¡¿No te das cuenta que muero de celos cada vez que él se te acerca?! ¡No puedo hacer nada siendo un simple amigo!

—¿Qué?

Adam tragó saliva y se puso rojo cual carmesí.

—¡ESTOY ENAMORADO DE TI, RENESMEE CULLEN!

—Pero, no… Tú le dijiste a tu amigo… Iris y yo…

—Por supuesto que se lo dije, y te lo acabo de decir a ti. No sé cómo pasó, ni cuándo o dónde, pero… Lo lamento. Yo no pretendía enamorarme de ti. Lo juro, sólo quería tu amistad. Esto se salió de mis manos y no lo puedo evitar. No me odies por amarte, Nessie.

Sus hermosos ojos azules me miraron suplicando perdón. Era tan hermoso...

—Yo no sé qué decirte, Adam.

—Dame una oportunidad, Nessie. Te juro que no te haré daño nunca. Déjame amarte, olvídate de él.

—Adam….

Adam se acerco a mí y me abrazó fuertemente, acarició mi cabello y lo besó una y otra vez.

—Sólo quiero tenerte entre mis brazos, y envolverte con ellos, como si fueran una barrera, para evitar que alguien te haga daño. Quiero desvanecer el dolor que te causa aquel hombre. Deseo tanto que sonrías sin tener que fingir al estar frente a tu familia… porque sé que haces eso, Nessie. Pretendes estar feliz para no preocuparlos. Déjame ser yo quien cuide de ti, el que vea tus pasos y, si alguna vez llegas a tropezar, no te preocupes, que estaré a tu lado evitando que caigas.

—Adam —no lo pude evitar: las lágrimas caían una a una sobre mi rostro, pero no era por dolor. Era otro tipo de sentimiento. Cada vez que Adam hablaba, mi corazón volaba al escuchar sus palabras.

—Dímelo, Nessie. Dime que no sientes nada por mí, y dejaré esto a un lado y todo será como antes, pero tengo que conocer tus sentimientos.

–—No hagas esto, por favor…. —supliqué.

Adam tomó mi mano y la llevó hacia su pecho. Pude sentir los latidos desbocados de su corazón, que parecía fuera de sí, como si algo tratara de sacarlo de su cavidad.

—¿Lo escuchas? Esta es la forma en la que todo mi ser expresa lo que siento por ti.

Quería morirme. El estar así, con él, me hacía sentir tan…. Pero lo que me dejó sin palabras fueron sus inmensos y profundos ojos azules, que me miraron, centelleando cada vez que él parpadeaba. En ese mismo momento, me di cuenta. No importaba cuánto detestaba a Jacob, lo que sentía por él nunca iba a cambiar, aun si él no se quedaba conmigo.

—Adam, lo lamento. Es que… Jacob, bueno, yo...

—Nessie, ¿cuál es tu repuesta?

—Lo lamento mucho…en verdad, lo siento —dije, enjugándome las lágrimas con mis mangas.


martes, 9 de junio de 2009

18.-INTERROGATORIO.

Era un sueño hermoso. Solos nosotros dos, Jacob y yo, caminando por un espeso y brillante bosque. Todo lo que nos rodeaba destilaba felicidad: el radiante sol, el chirriar de los pajarillos, el alegre correr del agua rozando las rocas en el río… Era simplemente perfecto.

Nos encontrábamos tomados de las manos, nuestros ojos estaban fijos el uno en el otro y por nada del mundo se atrevían a desviar la mirada. Él se encontraba frente a mí con esa apariencia perfecta; su piel se bañaba en tonos dorados y cobrizos a causa de los rayos del sol, sus definidos músculos salían a la luz a través de la ajustada camiseta que vestía pero lo más hermoso que poseía era la sonrisa creada por la unión de una blanca y perfecta dentadura y unos labios tentadoramente mordibles. La persona que más amaba en el mundo se encontraba conmigo, sujetando fuertemente mi mano y pronunciando las palabras que tanto deseaba oír, aquellas que cambiaron mi mundo por completo.

— Te amo, Nessie —dijo.

— ¿…en serio? —le dije sorprendida.

— ¿Nessie? —preguntó.

Se hizo un silencio.

— ¿Nessie? —volvió a preguntar.

— ¿Qué? —contesté.

— ¿Te encuentras bien, amor? —preguntó la voz de papá.

Me desperté por fin.

— ¿Eh? —dije adormilada y confusa.

Ash… no podía ser verdad… ¡todo era un maldito sueño! ¿Y qué rayos hacía mi padre en mi habitación? ¿Habitación? ¿Cómo llegue aquí si me encontraba con Jacob?

— ¿Jacob? —dije.

— Se marchó en el momento en que te quedaste dormida y, bueno, te traje a tu habitación, pues con todo lo que sucedió no quería que pasaras una mala noche.

— Ah —torcí la boca—. Gracias.

— ¿Sucede algo? Pareces molesta.

— No, para nada. Es solo que al fin puedo estar a solas con Jacob, y ¡genial!, me quedo dormida. Sólo es eso. Descuida —empezaba el sarcasmo.

— Tranquila, ya habrá más tiempo para que platiquen.

— Sí, claro, cuando Terminator disfrazado de mujer y haciéndose pasar por loba (bueno, eso último sí era) lo deje un momento a solas. Entonces, podremos platicar, y… ¿sabes cuándo pasará eso? Ah, ya sé: ¡nunca!

— Vaya, parece que empezaste el día de hoy con mal humor eh, hay que ver que en eso eres idéntica a tu madre.

¿Cómo no voy a estar de un pésimo humor si todo lo que creí resultó ser una jugarreta de mi subconsciente? Un maldito sueño.

— ¡Sorpresa! —dije molesta.

— Bien, si esa es tu respuesta… —papá negó con la cabeza— ¡Y yo que te traía una noticia! Pero… bueno, ni hablar. Estás de mal humor, así que será mejor que te la dé más tarde.

— ¿Qué noticia? —pregunté, olvidándome de lo molesta que estaba.

¡Rayos!, me encontraba en sus manos. Siempre hacía lo mismo para despejarme de mi mal humor y yo siempre caía redondita a sus insinuaciones.

— Tu celular no paraba de sonar hace... —miró su reloj— aproximadamente dos horas, así que me tome la libertad de responder. Espero que no te moleste.

Pues ya lo hiciste, ¿no? ¿Qué más me queda?

— ¿Y quién era? ¿Jacob?

— ¡No! Ya deja de lado a ese lobo. ¡Argg!, me irrita el solo escuchar hablar de él —se molestó papá.

— Está bien, está bien. Entonces, ¿quién era?

— Una pequeña de nombre Iris que dice ser amiga tuya.

— ¡Iris! ¿En serio? ¡Mi niña me llamó! —dije, radiante de alegría.

No había visto a mi pequeña en sólo dos días y ya la extrañaba horrores.

Papá sonrió, parecía que le agradaba que me encontrara feliz.

— Sí, la pequeña te dejó un mensaje.

— Oh, ¿sí? ¿Cuál?

— “Hermana, Adam sale por negocios y regresa tarde, estoy sola, ¿vienes a jugar conmigo?” Esas fueron las palabras exactas que utilizó.

— ¿Adam salió? Oh, mi niña está sola. Él nunca la deja mucho tiempo sola —dije, saliendo aprisa de mi cama

— Nessie, hija, ¿qué est…?

— ¡Ay, papá! Quítate, estorbas —le di un pequeño empujón a mi padre— tengo que darme prisa… ¿dices que llamó hace dos horas?… ¡Ay, Dios, no lo puedo cre…! ¡Ay, papá! Fuera, fuera, que me retrasas.

Papá salio de la habitación muerto de risa.

Yo, por mi parte, me apresuré a ducharme y a vestirme lo más rápido que pude. Me puse una camiseta con mangas cortas, unos jeans de color arena y unos tenis blancos, me recogí el cabello con una coleta. Vestía muy sport, y salí disparada rumbo a la cochera.

— Nessie, cielo, buenos d…

— Buenos días, mamá. Y no, no quiero desayunar. Voy retrasada, que te cuente papá —dije al ver la expresión de desconcierto que se marcó en el rostro de mi madre.

— Con cuidado, princesa. Manda saludos de nuestra parte.

— Por supuesto.

Fue lo último que dije y salí por mi auto. Subí a mi grandioso Jaguar y me dirigí rumbo al kilómetro 60 de la autopista, manejando con cautela pero a una velocidad que sobrepasaba lo normal.

— Son 15 minutos para las 11 de la mañana. Eso quiere decir que llamó cerca de las ocho de la mañana. ¡Rayos, soy una holgazana! Bueno, bueno, tengo perdón; estaba demasiado agotada, fue un día pesado, así que si tengo perdón. Claro. Claro —me dije en voz alta.

Estaba a punto de llegar. Podía ver la brecha que guiaba rumbo a casa de mis amigos. La seguí y en instantes me encontraba estacionando el auto; bajé y me dirigí a la puerta, toqué la campanilla e inmediatamente la misma chica que veces pasadas me había dado la bienvenida lo volvía a hacer.

— Buenos días, señorita Nessie —saludó muy amable.

— Hola, ¿se encuentra Adam? —pregunté.

— No, el señorito salió muy temprano.

— Ah, ya, y… ¿dónde esta Iris? ¿Se fue con él?

— No. La pequeña se encuentra en la sala, pero… ¡qué modales los míos! Pase, por favor, adelante.

— Gracias —dije al momento de entrar en la grandiosa casa.

— Le avisaré que ha llegado.

La joven ama de llaves salió del recibidor rumbo a la sala para traer a Iris.

— ¡Nessie! ¡Nessie! —gritó de alegría la niña, con aquella vocecilla angelical.

— Iris —dije, abriendo mis brazos para estrecharla.

— ¡Qué bueno que viniste! Tu hermano te dio mi mensaje, ¿cierto?

— Mi hermano… sí, me dio tu mensaje.

Bueno, para los que no conocían nada sobre nuestro secreto, se podría decir que era lógico que vieran a mis jóvenes padres como mis hermanos mayores o, bueno… menores.

— Hummm.... —torció el gesto la nena.

— ¿Qué sucede, ángel? —indagué.

— En serio, ¿te digo? —preguntó cautelosa la pequeña.

— Sí, dime lo que sea.

— Sabes que te quiero mucho, mucho, ¿verdad?

— Claro, preciosa, lo sé —le sonreí tiernamente.

— Estoy preocupada —suspiró.

— ¿Por qué, cariño? —pregunté.

— Es que…

La niña hizo un gesto de dolor. ¿Qué podría preocuparle a una niña de siete años de edad? Tal vez no se decidía por alguna muñeca en especial o le costaba elegir algún vestido para usar, pero eso no era para preocuparse. Qué linda era.

— Dime qué es lo que te preocupa.

— Bueno, en realidad son dos cosas… Tú y mi hermano.

— ¿Nosotros? —pregunté, desconcertada.

— Sí, yo quería que fueras mi hermana para siempre, pero eso ya no pasara y tú ya no querrás venir a jugar conmigo.

— ¿De qué hablas, Iris? —no entendía lo que trataba de decir.

— Aunque, tal vez si tú…. —el rostro de aquel ángel se iluminó dejando atrás su estado de preocupación.

— Si… ¿qué?
Estaba calmada, pues lidiaba con una niña de siete años ¿Qué podría decirme que me molestara o sorprendiera?

— Nessie, ¿serías novia de mi hermano? —preguntó entusiasmada.

La interrogante me cayó como un balde de agua helada.

— ¿Cómo?

— Sí, sí, ¿serías novia de Adam? —sus hermosos ojos titilaron de felicidad.

— Iris, hummm... No creo que… —no supe qué responder y, de pronto…

Ba dum…Ba dum...Ba dum...

Mi corazón empezó a latir muy aprisa. Noté cómo mi sangre hervía y daba un color rojizo en mis mejillas, pero… ¿por qué?

— ¿No te gusta?

— No es eso…Él es muy lindo, y muy apuesto, y…

— Entonces…si no tiene ningún defecto, ¿por qué no? O… a ver, dime qué no te gusta de él.

La pequeña empezó a cuestionar. No puse mucha atención, pues mi mente voló y comenzó a recordar los ojos de Adam, sus labios, su sonrisa, el cálido aura que desprendía su cuerpo, su olor, lo confortable que era estar entre sus brazos…

¿Qué me pasa? ¿Por qué mi corazón y mente no dejan de pensar en él?

— ¿Nessie? —preguntó.

— Bueno, Iris….No te puedo contestar eso. Es demasiado rápido, nena, y no creo que entre nosotros… es decir, entre Adam y yo, pueda existir ese tipo de relación porque…es complicado explicar.

— Claro…Supongo que tienes razón. Tú debes de tener a alguien más… Entonces, ¿qué haré? —susurró para sí misma.

— ¿Sobre qué?

— Esa mujer —dijo, posando su mirada en el bosque que se transparentaba en el ventanal.

— ¿Cuál mujer? —pregunté. Seguro Jordy volvía tras Adam… Hay que ver que no se rendía la bruja ésa, pero ¡tonta! Inténtalo, él no te quiere. Jejeje.

Iris se arrojó a mis brazos, llena de lágrimas.

—Adam está enamorado de no sé qué mujer. Lo escuche decir cuando conversaba por teléfono con un amigo.

— ¿Qué? —dije con un hilo de voz

— ¿Jordy? —pregunté, pues era la única mujer que conocía que estaba cerca de él.

— No, ella no —contestó.

¿Cómo que Adam estaba enamorado? Eso no podía ser verdad. Él era Mi Adam. Y, si lo estuviera, ¿por qué no me dijo nada?

No, no, no. Esto no estaba ocurriendo. Debía ser un error de oído de Iris. Además, si no era la bruja de Jordy, ¿quién demonios era? Y lo peor: ¿cuando la conoció? Claro, él proviene de una gran ciudad, su familia es adinerada, seguro fue en una fiesta. O sucedió lo mismo que con la bruja: se conocieron a través de sus padres, pero esta vez era diferente, pues estaba enamorado de verdad… No. Eso significaba que ya no lo vería nunca más, pues ¿qué mujer acepta que su novio esté en compañía de otra mujer?

— Iris, ¿la conozco? —obviamente no, Renesmee, ¿qué pregunta es esa?

— No —sollozó.

Claro, era más que lógico que no la conociera.

— Tranquila, nena, no pasa nada —traté de calmarla, pero en realidad la que estaba agitada era yo.

— Me lo va a robar. Nos lo va a robar, Nessie.

Las palabras que pronunció Iris llenaron mi cerebro; mi lado consciente me decía que no era mi problema de quién se enamorara, que me alejara de él lo antes posible, mientras que mi subconsciente temía por lo que fuera a pasar, pues con una novia a la que amar seguro se olvidaría de mí, y no solo eso. El peor de los peligros estaría a la vista si se atreviera a revelar nuestro secreto.

¿Qué hacer? Ésa era la pregunta, pero no importaba cuál de mis dos opciones eligiera. Solo existía un camino y ambas lo trazaban exactamente igual, pidiendo a gritos una respuesta: ¡Aléjate de Adam, Renesmee! ¡Aléjate de el!

— Buenas tardes, señorito —escuché decir a la ama de llaves —. La señorita Nessie se encuentra aquí.

— Bien, gracias. Puedes retirarte —dijo él.

— Iris, cálmate, cariño —trate de sedar un poco sus llantos —. Ya se nos ocurrirá algo para... bueno, se nos ocurrirá algo. Ya verás.

La niña paró de llorar.

— ¿Iris? —dijo Adam al viento.

La puerta de la sala se abrió, dejando ver a un joven poseedor de una figura perfecta. Esta vez vestía un atuendo en colores arena, haciendo resaltar sus hermosos ojos.

— ¡Nessie! —se alegró de verme, y me mostró lo que tanto añoraba: ese rostro angelical enmarcado por una hermosa y cálida sonrisa, sus magnéticos ojos color cielo me miraron haciéndome sonreír.

—…. — no conteste, pues algo cruzó por mi mente.

“Nos lo van a robar, Nessie”. Recordé las palabras de Iris y, en ese instante, las imágenes de Jacob tomado de la mano con Denisse inundaron mi mente. Ya me habían robado a Jacob y ahora estaban a punto de se separarme de mi mejor amigo. Otra vez pasaba lo mismo. Alejarían a Adam de mi lado.

— ¡Nessie! —repitió sonriendo.

Ba dum… Ba dum…Ba dum

Mi corazón latió tan fuerte al escuchar la voz de Adam que sentí que saldría de mi pecho.

martes, 2 de junio de 2009

17.-DUDAS.

— ¿Jacob? —pregunté.

Ahí estaban los tres lobos parados en una esquina de la sala. Leah se veía algo alterada mientras que Denisse se mostraba cohibida y no hablemos de Jacob, que resultaba más que obvio que estaba enojado, pero… ¿por qué?

— Llevamos un buen rato esperándote, ¿sabes? —Denisse rompió mis pensamientos.

— ¿A mí? – le pregunté, pues parecía la única persona dispuesta a contestar.

— Sí, bueno, ella — miró a Leah — nos convenció de que viniéramos a verte.

— ¿Por qué? ¿Qué pasa? — miré a mis padres; mamá suspiró mientras papá observaba cuidadosamente a Jacob.

— Nessie —habló Leah— lo que pasa… bueno, me preocupé un poco, eso es todo.

— Ah…hum… Leah, no entiendo tu visita ni tu preocupación y te pido, por favor, que me expliques.

— Te lo dije, pero eres tan terca… —Jacob puso los ojos en blanco.

— ¡Cállate! Solo estaba preocupada, y todo por tu maldita culpa —repuso Leah.

— No le grites —intervino, calmada, Denisse.

— Yo le hablo como se me pega la gana, así que no te metas —Leah alzó la voz.

— ¡Él es el líder! ­– gritó Denisse.

— Me importa un bledo si es el líder o no, ¿por qué siempre te metes donde no te llaman? Es el colmo contigo, ¡rayos! Eres insoportable.

— Basta, Leah. Te prohíbo que le hables de ese modo, ¿entendiste? —dijo Jacob, el maldito protector.

— Si vinieron a mi casa a discutir, mejor se van. Estoy muy cansada como para escuchar sus estupideces —me empezaba a molestar.

Mamá se acerco a mí.

— Hija, ¿estás bien? – preguntó.

— Sí, mamá, solo que…—miré a papá y este desvió la mirada cuando se encontró con los ojos de mamá— hoy fue un día muy largo y, bueno…

— Edward —dijo mi madre.

— Luego, Bella. Ahora no —respondió papá.

— ¿Y bien? ¿Qué es lo que quieren? – les pregunté.

— Sé que esto sonará tonto, pero según Leah estas molesta conmigo ¿Es cierto, Nessie? —Jacob me miró.

— ¿Por qué estaría molesta contigo? —pregunté, haciéndome la sorprendida, pero claro que lo estaba, tarado.

— Eso mismo le dije a Leah, pero aaah… —Jacob puso los ojos en blanco.

— Leah, ¿tienes algo que decirme? —indagué.

— Bueno, yo… —la Quileute se mordió el labio— tal vez me equivoqué, pero creo que no te gusto la idea de que Denisse se haya unido a la manada, y lo entiendo perfecto, pues tú eres la... bueno… y estoy totalmente de acuerdo contigo, Nessie. También soy mujer, me doy cuenta de que estas sufriendo por la relación entre Jacob y ella. No te veías muy bien esta tarde y me preocupé mucho…creí que tal vez estarías...

— ¿Llorando? Ay, por favor, Leah. Borra esa estúpida idea de tu cabeza, te estas inventando cosas que no existen y lo peor es que a Nessie no le importa lo que creas —soltó Jacob.

¡Mierda! Leah se había percatado de mis sentimientos hacia Jacob y eso era un problema, pues cuando entrara en fase todos podrían verlo. Tengo que hacer algo respecto a este tema. No puedo dejar que se vaya con esa idea o estoy perdida. Ahh, pero no era la peor parte y en eso Leah tenia razón: fui a llorar como una tonta por culpa de Jacob y su novia (o lo que sea esa tipa) y ¡sorpresa! Jacob Black, dices que es una estupidez y claro que lo es, ¿sabes por qué? Porque te amo, desgraciado.

— Leah, lamento mucho haberte preocupado —me disculpé con ella, pues en realidad estaba preocupada por mí y se lo agradecía.

— ¡¡¿Lo ves, paranoica?!! Nessie está bien —dijo Jacob.

Uyy, maldito chucho, ya verás…

— Es verdad, Leah. Me encuentro bien, y creo que tuviste una impresión errónea sobre lo que ocurrió esta tarde. No me molesta que ella forme parte de la manada en absoluto, y la relación que existe entre ellos dos, pues…es muy su vida, y pueden hacer con ella lo que les plazca. Leah, Jacob es solo mi amigo y nada más, así que creo que no tengo el derecho de molestarme por esto —me mordí la lengua y soporte el dolor de mentir acerca de mis sentimientos.

— Nessie… —Jacob tenia una cara de dolor… pero seguro se le pasaría; ahí estaba ella para consolarlo.

— ¿Es en serio, Nessie? Porque si te molesta mi relación con él… —dijo Denisse, poniendo una cara de triunfo.

— ¿Qué? ¿Qué es lo que harías si me molestara el hecho de que siempre estás pegada como mosca a él? —le solté la verdad a Denisse.

— ¿Qué? —no supo qué responder.

— ¿Te quedarías parada como ahora? ¿Contemplándome con la boca abierta y los ojos desorbitados sin pensar qué hacer? ¿Eso harías? —me burlé.

Todos se quedaron helados ante mi comentario. Al parecer, a Denisse le molestó lo que dije, lo podía ver en su rostro.

— No —respondió.

— ¿Ah, no? —seguí con el sarcasmo, y vaya que se me daba bien, entonces…

— Pues, si fuera cierto que te molesta la relación que existe entre nosotros —dudó—, diría “lo siento”.

— ¿Lo siento? —pregunté.

— Así es, te diría: “Siento mucho que te moleste nuestra relación, pero no pienso separarme de él, pues a los dos nos gusta estar juntos. Tú misma lo acabas de decir: son solo amigos, así que no veo por qué te molesta nuestra relación”. Eso sería lo que te diría si estuviéramos en esa situación —se encogió de hombros.

¿Era mi imaginación, o la idiota esa me había dado un indirecta muy directa? Me quedé sin palabras, pues no sabia qué responder ante tal comentario. Solo sentía coraje y ella ahí estaba parada, con su cara de mustia. Ay, maldita, deseas morir, ¿verdad? Quieres que pierda el control para que sea mi culpa.

— ¡Vaya!, cualquiera que te escuchara diría que es una declaración de guerra —traté que sonara como broma.

— Creo lo mismo —dijeron mamá y Leah.

Papá comenzó a ponerse incómodo en aquel ambiente y emprendió la caza de pensamientos: sus ojos iban de Jacob a Denisse, y de esta a mí.

— Será mejor que se marchen —les dijo, después de zigzaguear en los pensamientos.

— Sí, bueno, solo quería ver que estuvieras bien y comprobar que no estabas molesta, cielo —dijo Jacob.

— Bueno, adiós —lo corté; ¿cómo se atrevía a llamarme “cielo” cuando sostenía la mano de la otra?

— Lamento mucho lo que te dije. No pretendía que sonara como… bueno, tú sabes —se disculpó Denisse.

— Oh, no te preocupes. Fue mi culpa —quería que se fuera ya.

Comencé a tallarme los ojos sin querer. Estaba agotada y tenia demasiado sueño.

— ¿Nessie? ¿Estás bien, corazón? —Jacob soltó la mano de Denisse y se acerco a mí.

— Sí. Solo tengo sueño —le dije.

— Desde que llegaste vi que tenías los ojos rojos, ¿pasó algo? —preguntó Leah.

— Nessie, ¿lloraste? ¿Qué te paso? ¿Qué te hicieron? ¿Quién fue? —empezó el interrogatorio.

— No es nada, estoy bien.

— No, anda, dime qué pasó ¿Por qué tienes los ojos rojos? —insistió Jacob.

Sí, claro. Como si te fuera a decir que provocaste mi llanto a tal punto que me quedaron así los ojos...bueno y un poco Adam, pero él se salva, tiene permiso y tú no.
¡Rayos! Estaba tan cansada que solo quería ir a dormir.

— No es nada —repetí.

— Ya la escuchaste, Jacob. Está bien, déjala y vámonos —lo apresuró Denisse.

— Si tienes prisa, vete. Yo me quedo con ella, sabes el camino, ¿no? Vete con Leah —le espetó Jacob.

La cara de Denisse era de confusión, dolor y rabia hacia mí.

— Jajaja, ¿lo ves, intrusa? —susurró Leah.

— ¡Cállate, Leah! ¿Jacob? —preguntó Denisse, pero este no le hizo caso.

— Nessie, te ves cansada, amor. Ven, siéntate.

Jacob me llevó rumbo al sofá para que me sentara. Él hizo lo mismo y me rodeó con sus brazos atrayéndome hacia su ardiente pecho. Coloqué mi cabeza debajo de su cuello. Se sentía tan bien estar así, juntos los dos, pero sabía que eso no duraría mucho tiempo.

— Ve con ellas, Jacob. Solo estoy cansada, no he dormido bien últimamente y creo que es por eso que tengo los ojos irritados —mentí.

Jacob suspiró.

— Váyanse, las veré más tarde. Es una orden —dijo, al ver que Denisse se preparaba para reclamar.

— Nos vemos, Nessie. Cuídate y descansa —se despidió Leah.

— Claro, gracias. Igualmente, Leah —le contesté.

— Chao —dijo Denisse, molesta, sin mirarme.

Ambas jóvenes salieron de la casa dejándonos solo a mis padres, a Jacob y a mi en la sala.

— Bella, Edward, ¿puedo hablar un momento a solas con Nessie? —pidió.

— No lo creo, Jacob. Está cansada —dijo papá.

— Está bien, papá. Solo será un momento. Te lo prometo —le dije.

— Está bien, princesa. Vamos, Bella.

Mis padres salieron de la habitación, dejándonos a Jacob y a mí solos en la sala.

— ¿Tienes frío? – preguntó.

— No, estoy bien. Eres calientito —le dije.

Suspiró.

— ¿Con quién hablabas hace un momento? —preguntó.

Uy...

— Con mi tío Jasper —mentí.

— Ah, bueno, si es así…

— ¿Jacob?

— Dime, amor.

— Bueno, es que… no te molestes, pero creo que es mejor que no me llames por esos nombres… tu sabes, “cielo” y todas esas cosas —le dije.

— ¿Por qué? ¿Te molesta?

— No, a mí no, pero a tu novia sí.

— ¿Denisse? Ella no es mi novia.

— ¿Ah, no? —dije sorprendida. Entonces, ¿qué era?

Maldita sea. Mis ojos se estaban cerrando de cansancio. Tenía demasiado sueño. No era posible: por fin estábamos Jacob y yo solos y me estaba durmiendo. Esta es una señal de que todo me sale mal.

— No, Nessie, y aunque fuera mi novia lo más importante para mí eres y seguirás siendo tú.

— Si yo fuera tu novia, te mandaría a volar por preocuparte por otra mujer y no por mí —y era la verdad.

— ¿En serio? ¿Aceptarías ser mi novia? – preguntó.

Mi corazón se aceleró demasiado al escuchar esa pregunta. Aunque yo sabía que era broma, el solo hecho de escucharlo me produjo una felicidad inmensa.

— Jajaja, corta la broma, Jacob —no quería lastimarme más de lo que ya estaba ni ilusionarme con algo imposible.

— Es verdad, lo siento —su voz se escuchó muy áspera— descansa, mi cielo.

Después de su disculpa comencé a perderme en un profundo abismo negro. Sentía cómo sus manos se entrelazaban por mi cabello. Me hubiera gustado decirle que se sentía tan bien… pero estaba demasiado cansada como para moverme o hablar; lo cierto era que escuchaba y sentía todo. Comencé a sentir cómo sus manos peinaban mi cabello y sus dedos jugaban con algunos mechones sueltos. Continuó haciéndolo por un buen rato. Después, las yemas de sus dedos recorrieron mi rostro. Ese movimiento erizó los vellos de mi nuca. Era un escalofrío que nunca había sentido en toda mi vida, y era tan placentero que quería volverlo a experimentar. De pronto, se detuvo; y sentí como su dedo pulgar recorría mis labios. Quería despertarme para mirarlo y decirle lo que sentía por él, pero no podía. Estaba realmente agotada, y mis músculos y nervios no reaccionaban. Poco a poco fui perdiendo el sentido y cada vez sentía menos y escuchaba a lo lejos lo que él decía. Lo último fue… como un canto en la lluvia difícil de entender, pero lo escuché, o ¿habrá sido un sueño?

— Te amo, Nessie.

Fue lo último que oí, y caí en un sueño muy profundo.